Dentro del imaginario urbano de buena parte de los barceloneses que superan la treintena, hay un espacio privilegiado para Copito de Nieve, el gorila blanco que el célebre etólogo Jordi Sabaté Pi mandó desde el centro de experimentación que dirigía en Ikunde -Guinea Española- al Zoo de Barcelona en 1959. Copito de Nieve se erigió en un emblema de la ciudad hasta que Cobi, la mascota olímpica de 1992, le robó el protagonismo.
Sin embargo, detrás del Gorila Blanco y Jordi Sabaté Pi se esconde una historia mucho más compleja y desconocida por gran parte de los habitantes de la ciudad condal: la estrecha relación histórica entre Barcelona (y por extensión Cataluña) y la Guinea Española.
Y es que, aunque la historiografía colonial española ha hecho grandes avances en los últimos 15 años, el pionerismo colonial catalán ha sido un tema todavía poco estudiado. Por este motivo, la publicación del libro “Ikunde: Barcelona Metrópoli Colonial”, culminación de la exposición que con el mismo nombre auspició el Museu de les Cultures del Món hasta el pasado 5 de febrero, brinda una oportunidad única para acercarnos a este apasionante tema.
El libro, que será presentado en la Aula Magna de la Facultat de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona hoy jueves 9 de marzo a las 19h, recoge los trabajos tanto de los comisarios de la exposición -Eloy Martín, Alberto López Bragados, Andrés Antebi y Pablo González-, como de los tres historiadores y antropólogos que más han trabajado el pasado colonial de Barcelona. En primer lugar Gustau Nerín, seguramente el autor más prolífico en temática guineana, reflexiona sobre la vida cuotidiana de los catalanes en Guinea y la interacción entre el colonizador y el colonizado, un relato muchas veces idealizado por los primeros y silenciado por los segundos.
Asimismo, Jacint Creus, aporta su largo bagaje investigador sobre los claretianos, uno de los principales agentes colonizadores de Guinea que, asustados por el lento pero inexorable proceso de secularización de la sociedad catalana, encontraron en Guinea un espacio privilegiado de actuación en busca de la salvación de almas salvajes. Una “sagrada misión civilizadora” llena racismo y paternalismo que convirtió las misiones católicas en una eficaz herramienta de control social i asimilación cultural.
Por último, Jordi Sant analiza el papel de los empresarios catalanes que llegaron a Guinea a caballo del s. XIX i el XX y que se establecieron primeramente en la isla de Bioko y, a partir de la década de 1930, en Río Muni (la zona continental de la colonia). En este aspecto la rentabilidad de la explotación de productos como el cacao, la madera y el café permitió que se creara un potente lobby empresarial catalán que busco intervenir en las políticas coloniales de Madrid, ubicándose en la ciudad condal las principales organizaciones de presión como fueron la Unión de Agricultores de la Guinea Española o la Casa de la Guinea Española.
Una oportunidad para conocer el pasado colonial de Barcelona, que aún hoy impacta en su presente y en su identidad.