Pasado
Las elecciones presidenciales de 2010 en Costa de Marfil debían poner fin a una década de crisis y, sin embargo, lejos de reconciliar a los marfileños, condujeron al país a una grave crisis política y militar que no hizo más que aumentar las reticencias internas. En total, hubo más de 3.000 muertos en el país. Más allá de las consecuencias, es importante recordar que, hace un lustro, si bien estuvo refrendado por las urnas, Alassane Ouattara se encumbró como presidente gracias al apoyo de Naciones Unidas y Francia para desalojar y posteriormente arrestar al hasta entonces mandatario Laurent Gbagbo .
El crecimiento económico del país -con una tasa anual del 8% y la exportación del 40% del cacao a nivel mundial-, propulsó la campaña del actual mandatario, a pesar de notables debilidades a nivel de justicia y reconciliación . La campaña se desarrolló por cauces tranquilos, si bien en el oeste del país se registraron incidentes violentos que tuvieron como consecuencia centenares de muertos. Antes de la apertura de la misma, se atribuyó una financiación fuera del reglamento establecido hacia los diez candidatos (de unos 150.000 euros en total), que llevó a que algunos candidatos desistieran de recibir esta financiación.
Presente
Los resultados de las elecciones del pasado 25 de octubre no han sorprendido a nadie y Ouattara ha sido reelegido con el 84% de los votos. Una vez más, se ha hecho valer la histórica coalición de los partidarios del Rassemblement des Houphouetistes pour la Democracie et la Paix (RHDP), formada por los partidos más cercanos al primer presidente tras la independencia (Houphouet-Boigny). Así, en una continua asociación del voto en función del origen étnico, los partidarios del norte y el centro del país revalidaron la victoria, si cabe, de forma más contundente.
No obstante, resulta importante resaltar los altos porcentajes de abstención: una media del 45%, especialmente elevada en las zonas oeste y centro oeste. La cifra de participación fue la que acabó suscitando una mayor polémica ya que, desde la comisión electoral, se anunció un porcentaje siete puntos superior a la realidad. Cabe mencionar que la sociedad civil marfileña [a través de la Plateforme des Organisations de la Société Civile pour des Elections Apaisées, Crédibles et Equitables en Côte d’Ivoire], a través de un riguroso seguimiento del proceso, dio con la cifra precisa de un 53% de participación. Esta tendencia encuentra diversas explicaciones:
• En primer lugar, hay que tener en cuenta que los efectos de la crisis post-electoral se solucionaron solo de forma parcial. La Comisión para el Diálogo, la Verdad y la Reconciliación [CDVR] no ha sido muy visible en el oeste del país, la zona más afectada por las distintas crisis político-militares desde 2002. El resentimiento entre las comunidades es todavía elevado. El presidente de esta difunta Comisión, el candidato y ex Primer Ministro Charles Konan Banny, llegó a afirmar en un debate televisivo que no podía reconciliar a los marfileños porque él no era el Presidente del país.
• Esta alta tasa de abstención debe interpretarse también como la inequidad en la justicia. Una vez Alassane Ouattara fue investido en el poder[en las elecciones previas de 2010], la Corte Penal Internacional lanzó una investigación y posterior arresto contra el ex Presidente Laurent Gbagbo, su esposa Simone y el ex ministro de la Juventud, Charles Ble Goude. Esta sensación de “justicia parcial” [nadie del bando de Ouattara ha sido juzgado, si bien encuestas preliminares llegaban a inculparles] ha ido minando los supuestos esfuerzos de reconciliación.
• Finalmente, debe también considerarse la crisis interna del Front Populaire Ivoirien [FPI], el principal partido de la oposición. La salida del ex presidente de la Asamblea Nacional en el periodo de Gbagbo, Mamadou Coulibaly, y las escisiones internas no han facilitado la tarea de Pascal Affi N´Guessan, el actual secretario general. Una parte importante de los militantes del FPI todavía consideraban a Gbagbo como su único candidato legítimo e hicieron un llamamiento a la abstención.
Futuro
La nueva legislatura se abre con nuevos interrogantes: ¿aplicará Ouattara la justicia de los ganadores o se impondrá la reconciliación como uno de los mayores desafíos? Queda por ver si, tal y como la oposición ha denunciado durante la campaña, este crecimiento económico se produce en un contexto de acceso desigual a la justicia . Las previsiones parecen indicar que esta segunda legislatura se seguirá centrando en lo económico. Obras, como las del tercer puente en la laguna de Abidjan o la autopista que une las dos principales ciudades, le han dado rédito suficiente para mantener esta estrategia en pro de sus intereses. No obstante, quedará por ver si problemas estructurales que se arrastran desde el pasado, como la ley de tierras o de la nacionalidad marfileña [especialmente en el oeste], encuentran algún atisbo de solución.
Sin embargo, la sensación que muchos se llevan de estos comicios es la de un impasse hacia las elecciones de dentro de un lustro. En 2020, se apunta a la disolución del actual pacto entre los miembros del FRDH, que presuntamente desencadenará una agresiva lucha por la sucesión. Así, se apunta a un duelo entre Guillaume Soro -actual presidente de la Asamblea Nacional- y Hamed Bakayoko -ministro del interior en la legislatura que acaba de terminar-, dos miembros cercanos al universo de las antiguas Forces Nouvelles.
Como dice un periodista local: «Et là ça va être chaud» [“Esto se pondrá caliente”] .
Albert Caramés y *Patrick Zadi (investigador y especialista en construcción de paz)