El próximo 24 de noviembre está programado que se celebren unos de los comicios más esperados en Guinea Bissau. Estas elecciones presidenciales despiertan una gran expectación tanto internamente como fuera del país, ya que están marcadas por una etapa de desencuentros políticos que han condicionado la estabilidad de los sucesivos gobiernos.
Desde que alcanzase su independencia en 1974, tras una intensa lucha contra la dominación colonial, este pequeño país de África occidental ha vivido episodios de violencia política: una guerra civil entre 1998 y 1999 y varios golpes de Estado que han alterado el funcionamiento del país.
El último golpe de Estado tuvo lugar en abril de 2012, liderado por un grupo de militares encabezados por el general Mamadu True Kuruma, en el contexto de las elecciones presidenciales de ese año. La primera vuelta se celebró el 18 de marzo en un ambiente de gran tensión, en la que Carlos Gomes Junior, el candidato oficial del partido históricamente dominante, el Partido Africano da Independência da Guiné e Cabo Verde (PAIGC), obtuvo el 98,47% de los votos. Sin embargo, esta amplia victoria, considerada clara y transparente por los observadores internacionales, fue cuestionada por la oposición. La segunda vuelta, programada para el 29 de abril, nunca tuvo lugar. El día 12 se produce el golpe militar que inaugura un periodo de inestabilidad y violencia ‒o que más bien evidencia la fragilidad en la que se encontraba el país‒, y que finalmente conduce a un gobierno de transición que se alargará hasta las siguientes elecciones presidenciales y legislativas, desarrolladas entre los meses de abril y mayo de 2014.
El camino hacia el desencuentro
José Mario Vaz (popularmente conocido como Jomav), candidato del PAIGC, es elegido presidente de la República y Domingos Simões Pereira es nombrado primer ministro tras haber sido previamente escogido por el PAIGC, del cual era el presidente en esos momentos (cargo que mantiene en la actualidad). A pesar de que el gobierno pone en marcha medidas importantes que permitían vislumbrar algo de luz tras la etapa de inestabilidad y violencia que se había vivido, los desencuentros entre el poder legislativo y presidencial pronto empiezan a hacerse evidentes.
El punto de no retorno se alcanza cuando el 25 de agosto de 2015 el presidente Vaz destituye a Domingos, con quien mantenía un pulso personal, para situar como primer ministro a alguien de su confianza, Baciro Djá, tercer vicepresidente del PAIGC, ignorando las indicaciones y los estatutos del partido. La designación de Djá es considerada inconstitucional por el Tribunal Supremo del país y se inicia en ese momento una dinámica de nombramientos, destituciones y enfrentamientos políticos que caracterizará la vida política de Guinea Bissau hasta la actualidad. Se producen entonces importantes escisiones dentro del PAIGC y la actividad parlamentaria se verá totalmente entorpecida.
Desde que Vaz llegase a la presidencia, tras las elecciones de 2014, el país ha vivido el nombramiento de siete primeros ministros, algunos de los cuales han durado en el cargo menos de dos meses. Esto indica la poca solidez del gobierno, pero especialmente evidencia la crisis interna que vive el PAIGC y la fragmentación de la elite política, que ha condenado al país al estancamiento.
Esta crisis política e institucional ha provocado la intervención de actores externos, como la organización regional, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), que ha liderado los encuentros entre los diferentes actores del país. Su participación, especialmente la de algunos de sus Estados miembros, como Guinea, condujo a la firma de los Acuerdos de Conakry en octubre de 2016, a través de los cuales se esperaba alcanzar un consenso político y social. Pero se convirtieron en papel mojado y las disputas de la elite política continuaron protagonizando los distintos escenarios posibles de salida de la crisis.
En esos acuerdos se fija la celebración de elecciones legislativas para noviembre de 2018, las cuales, en una muestra más de la profunda paralización que existe ‒aunque el retraso de estos comicios también se debió a problemas logísticos y financieros‒, se posponen hasta marzo de 2019. Con la victoria del PAIGC, que obtiene un 35,2% de los votos, Domingos es elegido por su partido como primer ministro, pero una vez más Jomav muestra su desacuerdo nombrando en su lugar a Aristides Gomes, quien había ocupado el cargo hasta la disolución del gobierno, previa a la celebración de las elecciones. El nuevo nombramiento de Gomes ocurre el 23 de junio, el último día del mandato constitucional del presidente Vaz.
El nuevo gobierno, formado por una coalición liderada por el PAIGC junto con la Assembleia do Povo Unido‒Partido Democrático da Guiné-Bissau (APU-PDGB), y constituido oficialmente el 3 de julio, se ha movido en el contexto de tensión y desencuentros que ha caracterizado la historia reciente del país. Los pasos que se han dado, tutelados por la CEDEAO, han ido encaminados a intentar alcanzar una normalidad institucional hasta la convocatoria de las próximas elecciones presidenciales, cuya primera ronda se ha fijado para el 24 de noviembre.
Incertidumbre ante las próximas elecciones presidenciales
La escena política en Guinea Bissau se encuentra muy dividida. Jomav aspira a la reelección y se presenta como candidato independiente. Su principal opositor será Domingos, el candidato que más apoyo ha recibido del PAIGC. La lista aprobada por el Tribunal Supremo y presentada por la Comisión Electoral recoge otros diez candidatos más, entre ellos algunos ex primeros ministros como Umaro Sissoko Embalo, representando al Madem G-15 (tercera fuerza política en las legislativas de marzo y actualmente segunda fuerza), y que ocupó el cargo de primer ministro entre 2016 y 2018, o Carlos Gomes Junior, como independiente, que ha sido primer ministro en varias ocasiones y el candidato mejor posicionado en las fallidas elecciones presidenciales de abril de 2012. El candidato respaldado por el Partido da Renovação Social (PRS), históricamente el partido opositor del PAIGC, es Nuno Gomes Nabian, que proviene de la coalición APU-PDGB, y que fue rival de Jomav en las elecciones de 2014. A estos candidatos se suman los otros siete que han conseguido alcanzar las garantías establecidas por el Tribunal Supremo.
A la fragmentación política y el descontento por parte de algunos candidatos se une la incertidumbre sobre la falta de fondos para poder desarrollar los comicios, como ha anunciado la Comisión Electoral, y lo que es más inquietante, el posible escenario de un nuevo golpe de Estado. Son varias las voces que manifiestan su preocupación, como el actual primer ministro Aristides Gomes, quien ha señalado directamente a Umaro Sissoco Embaló. Este lo ha desmentido, subrayando que estas acusaciones “son un montaje”, por lo que podrían interpretarse en clave electoralista, y significar, más que una advertencia, una mayor tensión en el contexto preelectoral.
La campaña se inicia el 1 de noviembre y estará supervisada, al igual que los comicios, por actores internacionales. La población de Guinea Bissau, que en todo momento ha mantenido una posición pacífica, pero que no se ha permanecido inmóvil, tiene esperanzas en que se alcance un consenso político que consiga desbloquear la situación que ha llevado a su país a la más profunda parálisis.
* Este artículo forma parte de la investigación desarrollada por la autora como parte del proyecto Gestão e Prevenção do Conflito na Guiné-Bissau, liderado por el profesor Ricardo Real P. Sousa y financiado por el Instituto Camões, en el que se analiza el papel de los actores externos en la gestión de la crisis que vive Guinea Bissau.