Makaila es un bloguero y activista por los derechos humanos chadiano. Puede que su nombre les resulte familiar porque, hace dos años, fue objeto de la campaña digital conocida por la etiqueta #FreeMakaila, impulsada por la blogosfera senegalesa. Pedían su liberación ya que, en mayo de 2013, Makaila fue expulsado de Senegal —país donde llevaba viviendo ocho años—acusado de incitar a los jóvenes chadianos a oponerse al gobierno de Iddris Déby. Esto ocurría pocos días después de que estuviera de visita en Dakar el entonces ministro de Justicia de Chad, Jean-Bernard Padaré, con el motivo oficial de empezar a poner en marcha el juicio al dictador chadiano Hissène Habré, actualmente en curso. ¿Demasiada casualidad?
Sea como fuere, tras pasar dos meses en Guinea Conakry, desde julio de 2013, Makaila Nguebla vive en Francia. En un pequeño estudio a las afueras de París, escribe en su blog para dos públicos: el chadiano y el internacional. «El chadiano porque es al que le preocupa y afecta, directamente, la situación de Chad. Y el internacional, para interpelar, por ejemplo, a la Unión Europea, a Francia, o a la ONU” sobre lo que en su país ocurre. Para eso ha venido a Canarias, invitación mediante de la Red Educativa sin Fronteras, explicado con sus propias palabras, “para explicar, a estudiantes y a activistas, la situación de la libertad de expresión y de los derechos humanos en mi país”.
“Todos los países de África Central (Chad, Guinea Ecuatorial, Congo, Sudán, Somalia, Eritrea, incluso Gabón, aunque allí funciona mejor la libertad de expresión) son países peligrosos donde el periodista crítico es visto como una amenaza para el poder establecido”. “Hay escuchas. Interceptan las conversaciones entre periodistas, oposición y sociedad civil (…) Han censurado mi blog por considerar que moviliza a la gente”, lamenta Makaila.
Cuando se le pregunta si cree posible que, en Chad, se produzca un levantamiento popular contra el dirigente —como el de Burkina Faso contra Blaise Compaoré de hace un año—, contesta rotundo: “Hace falta que haya una sociedad civil fuerte y la de Chad es débil”. “La sociedad chadiana tiene que ser consciente de la gravedad de la situación y, para eso, tiene que haber unos medios de comunicación independientes y con recursos”. Añade que “la movilización tendría que empezar ya para que llegara fuerte a 2016”, cuando “el general Déby volverá a presentarse [a la presidencia del país], con el apoyo de Francia”.
Françafrique
“Si la población burkinesa no se hubiera levantado, rechazando a Compaoré, Hollande no habría hecho nada, no lo habría detenido. Con el presidente de Congo, ha hecho lo mismo: ha dado a entender que [Denis Sassou Nguesso] tiene derecho a presentarse a un tercer mandato”. Y Makaila tiene claro por qué: “Lo hace por los intereses de las empresas francesas, como ELF”, sociedad francesa de extracción petrolera.
“El error que comete Francia es que, sea la derecha o la izquierda, sea Sarkozy, Chirac, Mitterrand…, la política sobre África es siempre la misma (…) Quieren para África una democracia de segundo nivel, de perfil bajo”. Pero, para Makaila, esto ya no funciona porque “desde la colonización, los africanos han crecido y aspiran a un modelo de democracia como las europeas (…) Queremos elegir a nuestros socios, acabar con la dependencia económica (…) Que nuestros asuntos no se decidan en París”.
Asimismo, el bloguero no solo denuncia una Françafrique políticoeconómica, sino también informativa. “Tengo la impresión de que Francia bloquea la información sobre Chad. ¡Y eso que presume de ser la tierra de la libertad y de los derechos humanos!”. Estas sospechas parecieron confirmarse el pasado mes de marzo, cuando una manifestación estudiantil en Yamena, capital chadiana, fue duramente reprimida por la policía y “los medios franceses bloquearon el vídeo”, que solo habría sido emitido por Al Jazeera. En un momento de la entrevista, Makaila también recuerda que, en un debate televisivo en Francia, fue silenciado por la moderadora cuando quería exponer su punto de vista sobre Chad y sentencia: “Si tienes una postura diferente a la francesa, eres apartado del sistema”.
Déby y Habré, ¿dos caras de la misma moneda?
Interrogado por el juicio al que está siendo sometido el antiguo dictador chadiano Hissène
Habré, Makaila se muestra satisfecho —“este proceso permite acabar con la impunidad (…) Habré fue autor de muchos abusos”—, pero no del todo: “el problema es que se ha pasado por alto la responsabilidad de Idriss Déby, que era su Jefe de Estado Mayor”. Makaila considera que faltan acusados en el banquillo. “También tienen que ser juzgados otros responsables, como el antiguo Jefe de la Dirección de Documentación y Seguridad (DDS) (…) Espero que la comunidad internacional, que tanto se ha movido por enjuiciarlo [a Habré], también comprenda que los demás responsables deben ser detenidos y juzgados”.
Además, no cree que la dictadura forme parte del pasado de Chad. “La gente sigue desapareciendo, la represión continúa. Iddris Déby ha recuperado a todos los altos cargos de Hissène Habré. No hemos cambiado. Ahora, son más estratégicos, cambian los nombres de las instituciones, tienen más medios”. No en vano, cuando se le pide una definición del que es presidente de Chad desde el golpe de Estado que protagonizó en diciembre de 1990, Makaila responde, sin titubear, “Iddris Déby es el mayor dictador africano aunque la comunidad internacional se niegue a reconocerlo”.
Nguebla asevera que Déby conserva su poder, entre otras cosas, por el chantaje que lleva haciéndole a la ONU y a la Unión Africana desde 2013. Entonces, su poderoso ejército intervino en Mali y “puso a toda Europa comiendo de su mano”, según Makaila. En los últimos tiempos, el chantaje ya no lo haría utilizando a los islamistas del norte maliense, sino a Boko Haram, “para poder decir a los países vecinos “tranquilos, Chad acude en vuestra ayuda”” y ganarse el beneplácito occidental. Por este rol ante los conflictos del continente, Makaila llega a comparar a Déby con Gadafi.
“Me dedico al periodismo militante”
Es lo que responde Makaila Nguebla cuando se le pregunta por lo que hace en su nueva vida en Francia. “Desgraciadamente, no hay medios alternativos contra el poder en Francia”. Por eso, su ilusión sería “montar una radio digital para dar voz a quienes no la tienen”, incluyendo a africanos y a occidentales que trabajan en África. “Creando conciencia en África y en Europa, para cambiar las cosas”. Eso, a largo plazo; a corto plazo, va a participar en el encuentro de ciberactivistas africanos que se celebrará en Dakar a finales de noviembre.
¿Regresará a Chad? “Volveré si Déby se va. No puedo volver sin tener una garantía de seguridad”.