Avances y retrocesos en el Cuerno de África

Etiopía en el punto de mira

No habrá aparecido en los informativos europeos pero Etiopía ha sido noticia, estos últimos días, en varias ocasiones. En concreto, por tres asuntos de muy diversa índole que demuestran las contradicciones de este complejo país.

 

Metro ligero

La semana pasada, se inauguraba el primer metro ligero en Adís Abeba. Es el primero de su clase no ya en Etiopía, sino en toda África Subsahariana —Nigeria lleva años planeando tener uno pero el gobierno ha ido retrasando la construcción—. Un servicio especialmente aplaudido por las 60.000 personas que viven en las afueras de la capital etíope y tienen que trasladarse al centro, cada día, para trabajar. Hasta ahora, solo disponían de esos híbridos entre autobuses y taxis, las mini-van, que congestionan las calles de una ciudad que ronda los cuatro millones de habitantes.

Este metro urbano es el fruto de tres años de construcción que han corrido a cargo de una joint venture entre los gobiernos de Etiopía y China, valorada en unos 475 millones de dólares. Pero este parece ser solo el principio del proyecto ferroviario etíope. Para 2025, se quiere llegar a los 5.000 kilómetros de vías extendidas por todo el país y, a largo plazo, la aspiración es conectar no solo el interior de Etiopía, sino también esta con Yibuti, Sudán e, incluso, Gabón, en el otro extremo del continente.

Unos planes que no parecen disparatados si se tienen en cuenta las alabanzas que recibe el país por lo que algunos denominan “milagro económico”: en la última década, Etiopía ha experimentado tasas de crecimiento económico de dos dígitos. Esto quizá explique el optimismo mostrado por el gobierno del primer ministro, Hailemariam Desalegn, convencido de que Etiopía alcanzará la mayoría de los ya obsoletos ODM y de que, en 2025, será un país de renta media. Solo le quedan diez años para conseguir este propósito y, hoy por hoy, se estima que más del 88% de sus habitantes sufre pobreza multidimensional.

 

Hambre

Casi el 90% de un Estado de cerca de 99 millones de personas es mucha gente sumida en la pobreza. Y es que al crecimiento demográfico se le une la consecuente erosión del suelo, los estragos del cambio climático y la persistente sequía. El resultado es que, pese a haber disminuido del 43% de la población que era en los años noventa al actual 28%, aún hay 25 millones de etíopes que pasan hambre.

Una penosa situación que podría verse agravada próximamente porque el país está atravesando la peor sequía que ha tenido en treinta años, desde aquella que motivó la tristemente célebre hambruna de 1984, por la que murieron un millón de personas. Hasta ahora, Naciones Unidas establece en 7,5 millones de etíopes los que necesitan ayuda alimentaria. Otras fuentes afirman que el hambre amenaza, de nuevo, a unos quince millones de habitantes en Etiopía.

Dado que las crisis alimentarias en el Cuerno de África son cíclicas, Etiopía presume de haberse dotado de un sistema de seguridad alimentaria que une la experiencia agrícola, la asistencia de emergencia (33 millones de dólares puestos por el gobierno) y los sistemas de aviso temprano ante fallo de las cosechas y ante malnutrición infantil y materna. Sistema que haría al país más resistente a las sequías.

Ello, sumado al título que el Banco Mundial le ha otorgado, no solo para 2015 sino también para 2016 y 2017, de la economía de más rápido crecimiento en el mundo, debería bastar para que no vuelvan a verse imágenes tan devastadoras como las de aquel 1984. Pero, ¿realmente puede jactarse de su bonanza económica cuando requiere 500.000 millones de dólares para que su población no muera de hambre? Por no hablar de que gran parte de sus ingresos los obtiene de la Ayuda al Desarrollo que le brindan, sobre todo, Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea —en torno al 10% de la renta nacional bruta del país, según datos del Banco Mundial—, no tanto en un alarde de solidaridad por parte de los donantes, como por el papel que juega Etiopía en la lucha contra los terroristas de la vecina Somalia, Al-Shabab.  Sea como fuere, lo cierto es que la economía etíope depende de estas ayudas que utiliza no para el desarrollo de su sociedad, como debería, sino para consolidar al partido gobernante, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo de Etiopía (EPRDF son sus siglas en inglés), “controlando” las voces discordantes.

 

#FreeZone9Bloggers

El pasado viernes 16 de octubre, tres blogueros etíopes comparecieron por 39ª vez ante un tribunal y se les retiraron los cargos por los que estaban en prisión. Así, Natnael Feleke, Atnaf Berhane y Abel Wabela fueron puestos en libertad. Otros dos comunicadores, Soliyana Gebremichael (exiliado en Estados Unidos) y Befeqadu Hailu, también fueron exonerados aunque, a este último, no le retiraron todos los cargos y sigue pendiente de juicio.

Llevaban detenidos desde abril de 2014, 539 días, acusados de conspirar para cometer actos terroristas y de incitar a la violencia a través de lo escrito en sus posts en Internet, en los que solían pedir el fin de la censura y el respeto a la Constitución etíope y al derecho a manifestarse.

Desde Amnistía Internacional, no lo ven como una victoria por lo “vergonzoso de que la autoridades del Estado los arrestaran en primer lugar, sometiéndolos a un proceso judicial y encarcelándolos durante casi año y medio”, afirmaba Muthoni Wanyeki, director regional de la organización para África oriental, el Cuerno de África y los Grandes Lagos. Por su parte, Tom Rhodes, representante en África Oriental del CPJ (Comité para la Protección de los Periodistas), declaró: “Etiopía debe escuchar las voces críticas para fortalecer la democracia y el desarrollo, no encarcelarlas. Llamamos a las autoridades a liberar inmediatamente a otros periodistas apresados por su trabajo”.

Los cinco informadores liberados pertenecen al colectivo Zona 9, un grupo formado por seis blogueros y tres periodistas, críticos con el gobierno etíope —los otros cuatro miembros del colectivo fueron liberados en julio, después de que el Ministerio de Justicia retirase los cargos en su contra, sin explicar por qué, casualmente, poco antes de la visita al país del presidente estadounidense, Barack Obama—. Adoptaron el nombre “Zona 9” en alusión a las ocho zonas que conforman la infame prisión estatal Kality, sumándole una novena zona que representaría la enorme prisión en la que se ha convertido el país entero.

En 2009, el gobierno etíope introdujo la ley antiterrorismo, según la cual cualquiera que publique información que pueda incitar a los lectores a cometer terrorismo puede ser encarcelado durante más de veinte años. Desde entonces, el gobierno se ha valido de esta ley para intimidar y silenciar a sus críticos. Así, no es de extrañar que Etiopía ocupe el puesto 142, de 180 países, en la Clasificación mundial de Libertad de Prensa 2015 de Reporteros Sin Fronteras (RSF). Solo en 2014, más de seis diarios cerraron sus puertas y RSF registró, al menos, treinta periodistas exiliados. Además, se dice que los periodistas que intentan salir de la capital para informar de lo que pasa en el resto del país, a menudo, son objetivo de agresiones y disparos.

 

No es oro todo lo que reluce

En definitiva, situaciones muy distintas según hacia dónde miremos. Progreso e infraestructuras en la gran ciudad; amenaza de hambre en el resto del país; y estricto control sobre las libertades de todos los etíopes.

De nada sirven los títulos —segundo país más poblado de África, economía que más rápido crece en el mundo— si un Estado no proporciona una vida digna a todos tus habitantes.

 

Foto de portada: DFID – UK Department for International Development

(Gran Canaria, 1987) Periodista y comunicadora audiovisual apasionada por África Subsahariana. Máster en Culturas y Desarrollo en el continente vecino. Enganchada a las redes sociales, donde se me pasan las horas siguiendo la actualidad de casi todos los ámbitos. ¿Que qué temas me interesan de África? Uf, ¡¿cuáles no?! Todo lo artístico y social, lo relacionado con la mujer africana, la afrodescendencia, pero también las relaciones políticas y económicas, como la Françafrique y Chináfrica, y la implantación de las nuevas tecnologías.

<span>One</span> Response to: Etiopía en el punto de mira

  1. gravatar <cite class="fn">Sabrina negri</cite> Responder
    junio 2nd, 2016

    Muy buen artículo. Me resultó interesante y explicado de una manera clara. Da una visión global. Muy buena escritora me gusta mucho.
    Sabrina negri

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