Gambia: a vueltas con Jammeh

Por el 19 diciembre, 2016 África Occidental , Política

jammeh

Recientemente, Fernando Díaz nos contaba, tras la publicación del último Afrbarometer, el creciente respaldo a los movimientos democráticos en África. Si bien parecía, que la estrategia de prolongar el número de mandatos presidenciales a través de la modificación de sus constituciones se iba imponiendo como nueva tendencia neopatrimonial, se ha vuelto a producir un caso de negación de los resultados electorales: Gambia.  La victoria de Adama Barrow (con el 45,5% de los votos) se está viendo empañada por la resistencia del presidente saliente, Yahya Jammeh (36,7%), quien acusó a la comisión electoral de no haber escrutado correctamente los sufragios.

 

Jammeh ha sido presidente desde 1994 o lo que es lo mismo, 22 años bajo una figura extremadamente polémica: su reconocida fe por el islam no debería suponer problema alguno si no fuera por su creencia en los poderes milagrosos, capaces, según él, de curar el VIH/SIDA y la infertilidad, o por predicar que es Alá quien le podría haber otorgado su voluntad de “gobernar mil millones de años si fuera necesario”. Siguiendo su discurso histriónico, Jammeh llegó a lamentar ante la Asamblea General de Naciones Unidas en 2014 que los gobiernos occidentales apoyaran la legalización de la homosexualidad.

Más allá de su homofobia recalcitrante, las constantes denuncias de violaciones de los derechos humanos siguen estando al orden del día. Muchos activistas en la diáspora llevan denunciando la detención, tortura, desaparición o asesinato de cientos de personas por parte del gobierno. La más cruel se detectó en 2004, con el asesinato del periodista Deyda Hydara, extremadamente critica con el presidente. Las protestas registradas el pasado mes de abril también obtuvieron una respuesta represiva desde los cuerpos de seguridad, agravando la brecha entre gobierno y ciudadanía.

 

El ejército gambiano en el ojo del huracán

En esta tónica represiva, Jammeh ha ordenado recientemente la toma de la comisión electoral por parte del ejército. La figura de su comandante parece jugar un rol esencial: en sus declaraciones se vislumbra que su motor es “defender los intereses del comandante en jefe, del que de momento es uno”. En consecuencia, el rol que las FFAA puedan jugar resulta esencial. En este caso el ejército se ha desarrollado entorno a la lealtad hacia el presidente, como sucede en otros contextos donde se llega a crear una guardia presidencial con miembros de máxima confianza.

En el caso de Gambia, asimismo, los soldados percibidos como más cercanos a Jammeh fueron promovidos varios rangos, denigrando e incluso deteniendo aquellos que se consideraban como disidentes, también para no perpetuar a los altos rangos que, atesorando más experiencia e influencia, pudieran atentar golpe de estado. Además, se rumorea que Jammeh ha ido alistando miembros del grupo rebelde separatista MFDC, originario de la región senegalesa del Casamance, lo cual servía para mantener la lealtad hacia su figura, aunque dadaa su condición de foráneos tendrían menor percepción de necesidad de proteger a la población. A nivel internacional, las actuaciones que puedan ejercer las FFAA gambianas en esta transición pondrá en entredicho, en caso que sean percibidas como abusivas, su participación en misiones de mantenimiento de la paz, lo que a su vez puede tener importantes consecuencias económicas.

Ni Jammeh (por vivir cada vez más aislado de la realidad) ni la población (por crecientes privaciones de libertades fundamentales y por la ausencia de encuestas electorales) pensaban que se llegaría a un escenario de cambio de poder. Muchos analistas consideran que el principal error de Jammeh, en pro de sus intereses, fue decretar unas elecciones libres y transparentes. Desde hace mucho tiempo el presidente no ha tomado el pulso de la ciudadanía y ahora se aferra a un poder del que ya no dispone y es solo el ejército quien parece respaldarlo. En el anterior plebiscito, en 2011, Jammeh se llevó la victoria con un amplio respaldo, pero bajo las acusaciones de opacidady caciquismo.

 

Posibles escenarios: ¿más represión o transición democrática?

Hasta el momento, Jammeh se ha negado a recibir toda iniciativa mediadora entre él y Barrow. Para intentar desbloquear la situación, fue la visita de 4 países de la región (Ghana, Liberia, Nigeria y Sierra Leona) el primer intento de desbloqueo de la situación desde la comunidad internacional. Se confiaba que la presencia de un líder de tradición militar parecida a Jammeh, el nigeriano Muhamad Buhari, sería un factor clave para el desenlace. No obstante, el encuentro no obtuvo ningún resultado. Tanto Naciones Unidas, la Unión Africana como la Comunidad de Estados de Äfrica Occidental (CEDEAO) han insatdo a Jammeh a abandonar immediatamente la presidencia, dando una sensación de creciente acorralamiento, pero todavía de escaso desbloqueo de la situación.

Ante este panorama, y como es cada vez más habitual en tantos contextos, el ciberactivimo prospera como vía de escape ante el temor de represalias físicas. Así, campañas virales como #SaveGambiaDemocracy o #SaveNewGambia siguen prosperando en las redes sociales. Bajo estas etiquetas se comprueba como hay más y más colectivos que se suman a la petición de desalojo del poder de Jammeh y reclaman una consolidación de la transición democrática. Por el momento, una fecha que se ve como clave es el 18 de enero, fin oficial del mandato presidencial.

Hasta el momento, y quien sabe si a partir de entonces, la represión a la población sigue siendo el principal miedo; no se debería descartar, por otro lado, una intervención militar regional, aunque no parecen haberse agotado las vías diplomáticas. La oportunidad que Gambia se una a países con régimen democrático en el continente está cada vez más cerca. Si eso se termina dando, esperando que sea de forma pacífica, serán otra serie de retos los que se presentarán a Adama Barrow. El nuevo mandatario es un hombre procedente del mundo empresarial y que, con muy poca experiencia en el mundo político, se ofreció a liderar una coalición de 8 partidos con el firme deseo de derrocar a Jammeh. Una vez que el “enemigo común” pudiera haber salido, habrá que ver como progresa esta coalición para la consolidación democrática. Entre la serie de retos que se podrían plantear a partir de entonces serían la necesidad de marcar un perfil propio ante la masiva influencia de Senegal -especialmente de la vecina región del Casamance- así como encarar el debate de reingresar en la Corte Penal Internacional. De momento, es un escenario todavía alejado, ya que por el momento todo sigue a vueltas con Jammeh.

 

Foto: Yahya Jammeh el día de las recientes elecciones presidenciales

(Barcelona, 1982) Sociólogo que nunca ha ejercido, pero siempre cree pensar como tal. Esto de opinar siempre me ha costado; sigo la máxima que tenemos el doble de orejas que bocas. Abidjan la sigo sintiendo como una segunda casa y algún día confío en volver. De teatro, baloncesto, amigos, reír y hacer reír, mucho. Y sobre todo que no me arrepienta nunca de no haber intentado algo que quería. @albertcarames

<span>One</span> Response to: Gambia: a vueltas con Jammeh

  1. gravatar <cite class="fn">Almamy Hydara</cite> Responder
    diciembre 23rd, 2016

    Hola,Siempre con el derechos humanos,por favor, yayya jammh no debe premaner en poder,ni un miinot mas.

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