Informe 2016/17 de Amnistía Internacional

Suspenso a la institución, sobresaliente a la sociedad

2016 empezó en África bautizado como el “Año de los Derechos Humanos” por decisión de la Unión Africana. ¿Se cumplió el deseo y se acabaron las violaciones de derechos humanos en el continente? De acuerdo con el informe anual de Amnistía Internacional publicado esta semana, no.

Resiliencia frente a la represión

Sin embargo, en el primer apartado del mismo, dedicado a la perspectiva regional de África, en lo primero que se hace hincapié es en la admirable resiliencia de las y los africanos. Se subraya la capacidad de organización de las sociedades en muchos países para defender sus derechos más básicos, destacando para tal fin el empleo de internet y las redes sociales. Entre las movilizaciones señaladas están las #OromoProtests en Etiopía, el movimiento #ThisFlag en Zimbabue y el #FeesMustFall sudafricano.

En el otro lado de la balanza se encuentran los abundantes escenarios represivos que se dieron el pasado año. Una represión de la disidencia caracterizada por prohibiciones de protestas, detenciones arbitrarias y violencia directa sobre todo en 18 países: Angola, Benín, Burundi, Camerún, Chad, Costa de Marfil, Etiopía, Gambia, Guinea, Guinea Ecuatorial, Malí, Nigeria, República Democrática del Congo, Sierra Leona, Sudáfrica, Sudán, Togo y Zimbabue.

El informe destaca tres de estos países por los episodios de uso desmedido de la fuerza vividos en ellos. Etiopía, por la violenta respuesta de las fuerzas de seguridad a las protestas iniciadas en Oromia. Nigeria, donde al menos 100 personas murieron en manifestaciones pacíficas pro Biafra y un mínimo de 60 fueron abatidas a tiros en los actos del Día del Recuerdo de Biafra, entrando en la categoría de ejecuciones extrajudiciales masivas. Y Sudáfrica, donde la reacción policial a las protestas por las tasas universitarias fue brutal, quedando para el recuerdo el 20 de octubre de 2016, cuando un líder estudiantil fue víctima de 13 disparos de balas de goma por la espalda.

Elecciones y conflictos

Amnistía Internacional (AI) apunta a los periodos electorales africanos como momentos de incremento de la represión en 2016, especialmente en los casos de Gambia, Uganda, República Democrática del Congo, Somalia, República del Congo y Costa de Marfil. Por otro lado, AI destaca la violencia sexual y el reclutamiento de menores soldados como las mayores vulneraciones de derechos humanos acaecidas en los conflictos armados que, un año más, han sacudido el continente.

Asimismo, la ONG tilda la respuesta internacional a estos conflictos de “lamentablemente insuficiente” a raíz de la no imposición de sanciones a Sudán del Sur por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y de la insuficiencia de las operaciones de mantenimiento de la paz tanto en República Centroafricana, como en Sudán y Sudán del Sur –donde personal de la ONU ha alertado de que se están creando las condiciones propicias para un genocidio–.

Los más vulnerables

Se pone el acento en los frecuentes ataques que se suceden en las rutas de tráfico ilícito de personas, especialmente en Libia, y en cómo los desplazados internos (por ejemplo, los del norte de Nigeria) ni siquiera están a salvo en los campos de refugiados, donde se han registrado acusaciones de explotación sexual a mujeres y ha habido miles de muertos por no tener suficiente comida.

Otros colectivos especialmente discriminados y marginados son las mujeres y el de personas LGTBI. El informe habla de una violencia de género elevada en Madagascar, Namibia y Sierra Leona. En este último país, son varios los abusos: se prohíbe a las menores embarazadas asistir a clase, el aborto continúa ilegalizado en todos los supuestos y sigue sin prohibirse legalmente la mutilación genital femenina. Por su parte, la LGTBIfobia sigue causando estragos en muchos países africanos. En este sentido, lo único positivo que destaca AI es el anuncio, por parte del gobierno burkinés, de elevar a 18 años la edad legal para casarse y así evitar el matrimonio precoz en las niñas.

Falta de rendición de cuentas

La impunidad sigue campando a sus anchas por África. AI critica duramente la retirada de Burundi, Sudáfrica y Gambia de la Corte Penal Internacional mientras aplaude el anuncio, el pasado diciembre, del nuevo presidente gambiano, Adama Barrow, de anular esta decisión heredada del gobierno de Yahya Jammeh.

No obstante, 2016 también permite celebrar condenas justas como la del ex dictador de Chad, Hissène Habré, o la del ex vicepresidente de República Democrática del Congo, Jean-Pierre Bemba; un hito, esta última, para las víctimas de violencia sexual en República Centroafricana, en particular, y en todo el mundo, en general.

En el informe, se acusa en reiteradas ocasiones a la Unión Africana, por faltarle voluntad política y por carecer de una estrategia sólida para responder a los abusos graves de derechos humanos. Igualmente, Amnistía urge a la institución a llevar a la práctica su compromiso de “silenciar todas las armas” en el continente, logro para el que le quedan menos de cuatro años (2020). Una Unión Africana a la que, hace apenas un mes, en vísperas de la elección de un nuevo presidente para la Comisiónla ONG le pedía que priorizara seis cuestiones en lo referente a derechos humanos: centrarse en atender las violaciones de estos derechos; asegurarse de que rinden cuentas los sospechosos de crímenes bajo la ley internacional; empoderar a la Corte Africana de Derechos Humanos (creada en 2006) y proteger de injerencias políticas a otras entidades continentales que velan por los derechos humanos; dar pasos urgentes para proteger a las organizaciones de la sociedad civil de los abusos gubernamentales; defender los derechos de las mujeres y promover la igualdad de género; y apoyar los esfuerzos para abolir la pena de muerte en el continente, donde todavía está vigente en 17 países.

Paso a paso

El análisis regional del informe se cierra con la esperanza depositada en el Plan Decenal de Acción y Ejecución en Favor de los Derechos Humanos en África que está elaborando la UA. La impresión que queda es que, pese a algunas pinceladas que invitan al optimismo –como la absolución de activistas pro derechos humanos y la liberación de presos de conciencia en Angola–, aún queda mucho por hacer contra la discriminación de algunas minorías, la impunidad y la represión en África.

Si bien, las nada desdeñables movilizaciones sociales del año pasado invitan a tener fe en una población eminentemente joven que no parece querer cruzarse de brazos ante las injusticias perpetradas por sus gobernantes.

(Gran Canaria, 1987) Periodista y comunicadora audiovisual apasionada por África Subsahariana. Máster en Culturas y Desarrollo en el continente vecino. Enganchada a las redes sociales, donde se me pasan las horas siguiendo la actualidad de casi todos los ámbitos. ¿Que qué temas me interesan de África? Uf, ¡¿cuáles no?! Todo lo artístico y social, lo relacionado con la mujer africana, la afrodescendencia, pero también las relaciones políticas y económicas, como la Françafrique y Chináfrica, y la implantación de las nuevas tecnologías.

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