Nueva Constitución en Costa de Marfil: ¿necesidad o estrategia?

ouattara

El pasado 6 de octubre, el presidente marfileño Alassane Ouattara presentó en la Asamblea Nacional un nuevo proyecto de Constitución. Entre las modificaciones propuestas, destaca la creación de la figura de un Vicepresidente, la constitución de un Senado compuesto por antiguos cargos públicos, así como la anulación del requisito de que ambos progenitores hayan nacido en el país para poder ser candidato presidencial. Los 184 artículos de la hipotética nueva Carta Magna fueron entregados a los diputados para que posteriormente pueda someterse a referéndum el próximo 30 de octubre. Como se comprueba, el plazo dado ha sido muy escaso, signo inequívoco de un proceso poco transparente.

Tanto Ouattara como Guillaume Soro (presidente de la Asamblea y antiguo secretario general de las Forces Nouvelles, grupo armado de oposición procedente del norte) defendían estas propuestas de modificación como una verdadera oportunidad de refundación. Por su parte, la oposición  denunciaba la “deriva monárquica” que el jefe del ejecutivo estaba tomando. El debate político, como en tantos otros temes, se ve dividido por los temes de fondo y forma. Empezando por la forma, una de las críticas más repetidas es el secretismo. Ouattara constituyó un grupo de 10 expertos para su redacción y ha sido apenas 3 semanas antes de votarla que esta propuesta vio la luz. De ahí que sea legítimo preguntarse la idoneidad de presentar este texto en este momento, considerándose desde la oposición que las heridas abiertas son todavía demasiado recientes y que la prioridad debería ser la reconciliación nacional. Entre las alternativas, la creación de una asamblea constituyente para que sea el pueblo quien la redacte.

Sobre las propuestas en sí, si bien la creación de un Senado (a pesar de la pedagogía para justificarlo y los costes que sobrellevaría) no supone tanta polémica como las dos otras. La creación de la figura de Vicepresidente alimenta las sospechas de “derivas monárquicas” de Ouattara. Este proyecto de Constitución, de lo que ya se denomina “Tercera República”, fija que es el Presidente quien elige la figura de Vicepresidente. Esto aleja del poder al presidente de la Asamblea Nacional, hasta ahora segunda máxima figura estatal. En el trasfondo persiste el rumor que Ouattara dimitirá un año antes de las elecciones para ceder el puesto a esta nueva figura y presentarse con las máximas garantías posibles a los comicios de 2020, los cuales se presumen mucho más cruciales que los de 2015.

 

El verdadero aspecto de fondo: la ivoirité

No es el primer referéndum constitucional que se celebra en Costa de Marfil. En julio de 2000, con una participación del 56% el 86,5% de votantes aprobaron un nuevo texto que imponía el criterio (artículo 35) de tener padre y madre marfileños para ser candidato presidencial. Esto impediría a Alassane Ouattara presentarse a las elecciones y sería uno de los desencadenantes del periodo más violento en el país, entre 2000 y 2011, dejando en la población del norte (mucha de ella procedente de Burkina Faso y Malí) ante una percepción de marginalidad.

Si bien no parece ser el principal sujeto de debate de este nuevo texto, el tema de la nacionalidad marfileña (ivoirité) se encuentra en el origen de la crisis política de Costa de Marfil, con una elevada tasa de inmigrantes (cercana al 27%). Más allá de su dimensión social y administrativa, como era de esperar, fue el uso político de este concepto que llevo a la fractura social interna y al cuestionamiento de la noción de ciudadanía. A pesar de todos los esfuerzos para intentar solucionarlos, todo compromiso político intentado fue insuficiente y ha sido utilizada en otro aspecto tan polémico como compartido en otros contextos: la disputa por la tierra.

En definitiva, la nacionalidad marfileña tiene un significado múltiple, definido por un lado por el estado, según los principios republicanos imperantes, y por otro por el sentido popular de identidad, justificando así la ausencia de una promoción cívica, una vulgarización de las normes oficiales sobre la nacionalidad que pueda favorecer la creación de una narrativa compartida. Tal y como se ha comentado anteriormente, no parece que la campaña de difusión de esta nueva propuesta de Constitución siga un desarrollo muy distinto al anterior.

 

Plebiscitos constitucionales en África

Más allá del histórico en Costa de Marfil, la celebración de referèndums constitucionales sigue siendo un procedimiento bastante arraigado en la África post-colonial. 29 países de le región subsahariana han celebrado hasta 76 plebiscitos para votar una nueva Carta Magna. Entre los más prolíficos destacando Comores, Madagascar y Níger, con 6 votaciones en cada uno de estos estados. En la mayoría de los casos de los que se tiene constancia, (no todos) las participaciones no han bajado del 70%, destacando por el contrario los casos de República Centroafricana (1994) y Senegal (2015) con participaciones del 44% y el 38% respectivamente. Respecto sus resultados y mayoritariamente con resultados “a la búlgara”, las propuestas de texto fueron ratificadas. Las excepciones son bien pocas: en Kenya en 2005 y la anulación de algunos artículos en Liberia en 2011.

Entre los ejemplos más recientes de referéndum encontramos casos como los de Burundi, República del Congo o Rwanda. En el común denominador de los tres, la modificación de la Constitución para extender de 2 a 3 el límite de mandatos presidenciales y así permitir a los mandatarios actuales mantenerse en el poder. Las tensiones y violencia ocasionadas han sido desgraciadamente notorias, ante la represión de protestas ciudadanas y de la oposición de lo que se consideraba una deriva autoritaria y poco transparente. En el trasfondo del debate, una política de democracia liberal donde se priorizan (especialmente en lo que al apoyo de la comunidad internacional se refiere) los instrumentos estatales de reconstrucción (Constitución, presidencia y parlamento), y donde se olvidan otros elementos que permitirían una mayor participación e implicación ciudadana como pudiera ser elecciones locales. Si bien la cuestión de mandatos no está en discusión en Costa de Marfil, la opacidad del proceso no ayuda a visualizar como se beneficiará la población de las modificaciones propuestas en esta nueva Constitución.

 

Foto: Alassanne Ouattara presentando el proyecto de Constitución en la Asamblea Nacional el pasado 6 de octubre

(Barcelona, 1982) Sociólogo que nunca ha ejercido, pero siempre cree pensar como tal. Esto de opinar siempre me ha costado; sigo la máxima que tenemos el doble de orejas que bocas. Abidjan la sigo sintiendo como una segunda casa y algún día confío en volver. De teatro, baloncesto, amigos, reír y hacer reír, mucho. Y sobre todo que no me arrepienta nunca de no haber intentado algo que quería. @albertcarames

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