Existen multitud de teorías sobre el Desarrollo. Las más críticas lo consideran un discurso que se impuso sobre prácticamente todos los países del mundo con fines imperialistas. Lo cierto es que el Desarrollo está presente en cada Plan y Agenda Internacional. En este artículo se analiza el caso de Tanzania, donde el Desarrollo resulta ser un discurso que se remonta a la ocupación germana del territorio y que, a día de hoy, vive entre la población de forma subjetiva. Las intervenciones de Desarrollo en Tanzania son, principalmente, intervenciones localizadas que perpetúan la dependencia y consolidan la desigualdad. Por estas y otras cuestiones este artículo concluye haciendo referencia a la necesidad de descolonizar la práctica y los estudios de Desarrollo.
A la hora de reflexionar sobre el continente africano, o incluso al hablar de alguno de sus países, la palabra desarrollo suele estar siempre presente, ¿no es así? El Desarrollo se sitúa en el centro del debate de las cuestiones que afectan al continente africano. Muchas acciones que se llevan a cabo y que repercuten en la vida de millones de personas en el mundo se hacen en el nombre del Desarrollo. Mi pregunta es la siguiente: ¿Desarrollo para quién? ¿Para los destinatarios de los programas y proyectos o para quienes sostienen el discurso del Desarrollo?
¿Alguna vez han escuchado hablar del posdesarrollo? Se trata, quizás, de la teoría más crítica en el campo del Desarrollo, pues cuestiona la propia existencia de este. Acorde con esta teoría, el Desarrollo no es más que un discurso que intenta homogeneizar las sociedades, rechazando las diferencias que existen entre ellas. Se le da el tratamiento de discurso porque se considera un modo de pensar el mundo que obedece a formas específicas de conocimiento que no reproducen la realidad, sino que, por el contrario, la construyen.
Acorde con la teoría del posdesarrollo, el discurso del Desarrollo alimentó la creación de un campo institucional que consiguió exportar el modelo moderno/occidental/capitalista al resto del mundo. Siendo así, la potente industria del Desarrollo debe desaparecer. De esta forma las personas, en cada región del mundo, podrán emprender su propio camino al Desarrollo, como quiera que éste se defina. Un camino al Desarrollo diseñado acorde a sus necesidades socioeconómicas, valores y pautas culturales.
Ahora bien, coincidamos más o menos con los planteamientos del posdesarrollo, parece cierto –pues así lo han demostrado múltiples estudios antropológicos– que el Desarrollo afecta la esfera social, política y cultural, transformándola a través de distintos mecanismos de poder y conocimiento. Veamos el caso de Tanzania.
Tanzania, un estado de desarrollo
En Tanzania, como en cualquiera de sus países vecinos, el Desarrollo forma parte no solo de la política, sino que todos los sectores de la sociedad en Tanzania están envueltos en las dinámicas de Desarrollo. Tanto es así que en la academia Tanzania se considera un Estado de Desarrollo –Development State–. Esto significa que el país está material e ideológicamente sostenido por relaciones de Desarrollo. Tanzania depende de la Ayuda Oficial al Desarrollo para hacer frente a su presupuesto nacional. Sus instituciones se determinan por las relaciones de desarrollo, permitiéndole alcanzar las necesidades de los programas y políticas de Desarrollo. Para la teoría de los Estados de Desarrollo, la cultura política nacional y las prácticas sociales se constituyen a través del Desarrollo y no por el país en sí mismo.
Tanzania, y prácticamente todo el continente, se configuró a través de la ocupación colonial. En este caso, se trató de una ocupación alemana con una clara estrategia de Desarrollo cuyo fin era la explotación económica del territorio. A pesar de la resistencia de la población nativa, nace una visión del Desarrollo impuesta a través de la educación que sirvió para llevar a la población nativa hacia el camino de la modernización (mejor dicho, europeización) social y económica. Bien sabemos cuál fue la huella de la colonización.
Sin embargo, quizás no se ha insistido lo suficiente en entender por qué el Desarrollo, un discurso materializado en la explotación de millones de personas, fue, a su vez, un elemento central en los discursos de independencia de los nuevos Estados Africanos. Especialmente Tanzania, cuyo primer presidente, Julius Nyerere, consideró el Desarrollo como la reclamación para la independencia de Tanzania. Tras Nyerere, tuvo lugar la liberalización del Desarrollo. Las agencias internacionales comenzaron a expandir su presencia en el país a partir de 1995. Ello trajo consigo una ortodoxia del Desarrollo que, lejos de aliviar la pobreza, contribuye a su perpetuación. Se promovieron iniciativas de Desarrollo comunitario y se reconoció la responsabilidad y capacidad de las personas para traer el Desarrollo. Los pobres, aunque aislados del centro de toma de decisiones y dominados por las elites, deben empoderarse para participar en las decisiones que les afectan.
Para la antropóloga Maia Green, tras su experiencia etnográfica en el distrito de Ulanga, actualmente el Desarrollo escapa al control de las ONG, los donantes y los agentes gubernamentales. Vive entre la población. Parece que existe una gobernabilidad liberal cuyo objetivo está orientado a dirigir el comportamiento de los sujetos para producir subjetividades específicas. Dichas subjetividades en Tanzania, que operan bajo complejas jerarquías de poder, influencian la formación e implementación de las políticas de desarrollo. Las comunidades locales son vistas por los agentes de Desarrollo como grupos homogéneos de personas pobres con los mismos deseos y tendencias. Las intervenciones de Desarrollo en Tanzania son, principalmente, intervenciones localizadas que perpetúan la dependencia y consolidan la desigualdad.
¿A qué se debe esta naturaleza del desarrollo en Tanzania?
Resulta interesante el trabajo de Ndlovu-Gatsheni, profesor de la Universidad de Sudáfrica, quien revela cómo los diseños globales imperialistas y el poder colonial trabajan de la mano para presionar la trayectoria que el Desarrollo toma en el continente africano. Lo hace a partir de un análisis de la genealogía de la colonialidad. La colonialidad se define como una estructura de poder global. Es el conjunto de patrones de poder que emergieron como resultado del proceso de colonización, y que definen la cultura, el trabajo, las relaciones intersubjetivas y la producción de conocimientos que van más allá de los límites estrictos de las administraciones coloniales. La colonialidad está sostenida en los libros, en la universidad, en la cultura y en las imágenes de la gente y sus aspiraciones. Se basa en una clasificación racial/étnica de la población alrededor del mundo. Dicha clasificación opera en cada dimensión de la existencia social cotidiana. Trazable desde 1492, la colonialidad fue posible a través de la esclavitud, la conquista, la colonización, la dominación, desposesión, represión y explotación, conduciendo posteriormente a África hacia la modernidad occidental.
A su vez, existen otras teorías similares a la de la colonialidad para explicar el papel que desempeña el Desarrollo. Por ejemplo, la contribución de Ashis Nandy colonización de las mentes, el colonialismo cultural defendido por MajidRahnema, o, sin ir más lejos, las contribuciones de Franstz Fanon sobre el impacto tan negativo que la colonización tuvo en la mente de las personas colonizadas.
¿Tiene cabida la teoría del posdesarrollo en Tanzania?
La historia de Tanzania no puede entenderse sin el Desarrollo, así como tampoco el Desarrollo puede explicarse al margen de alguna de las teorías expuestas. Las aspiraciones de la teoría del posdesarrollo, si bien en regiones de América Latina se materializan en la práctica, en Tanzania no parecen realizables. No es posible desprenderse del discurso de Desarrollo porque las prácticas socioculturales en Tanzania se constituyen a través de dicho discurso de Desarrollo, forjado a lo largo de los años. En términos generales, el Desarrollo forma parte de las aspiraciones de la gente en Tanzania, forma parte de la cultura. La cultura la forman distintos elementos, en el caso de Tanzania, muchos de ellos han sido forjados a través de procesos como el de la colonialidad. Esto no significa que no sea deseable un profundo cambio estructural en la política, la economía y, también, en el ámbito cultural. Un cambio que dote a las personas de poder para dirigir sus vidas de forma digna, alcanzando así el Desarrollo que consideren.
Todas estas teorías tienen en común un elemento relevante que debería tenerse en cuenta a la hora de estudiar o llevar a cabo acciones de Cooperación al Desarrollo. Todas ellas insisten en la necesidad de descolonizar los estudios y la práctica del Desarrollo, en la urgencia de descolonizar el lenguaje, la pedagogía, el poder y el conocimiento. Nada menos que descolonizar nuestras mentes.
Autora: Marta Betancor Álvarez es graduada en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Antropología del Desarrollo y Transformación Social en la Universidad de Sussex.
Obra de portada: ‘Nishike Kwa Vangalifu Usije Uka Dondoka’, del artista tanzano George Lilanga di Nyama