¿Cómo sería la vida del continente sin todas las funciones que realizan las mujeres africanas?

Un África sin mujeres

Aprovechando este día 8 de marzo, hemos querido repensar el continente sin aquellas actividades que realizan las mujeres africanas. Una labor frecuentemente omitida en los análisis sobre África.

Más de la mitad de la población del África subsahariana son mujeres, en concreto el 50,12 % según el Banco Mundial (2017).

Muchas familias de estos países sobreviven gracias a las pequeñas actividades generadoras de dinero y ejercidas por las mujeres, especialmente, en el sector informal -la economía no regulada ni reconocida oficialmente-. De hecho, según el informe “Mujeres africanas. Mirada al futuro” de la fundación Codespa, las mujeres ocupan el 66 % de todos los puestos de trabajo en el sector informal no agrícola. Y, de acuerdo con una información más reciente, de abril de 2018, de Mujeres por África, el 80 % de la economía informal en el continente es sostenida por sus mujeres.

Campos abandonados

En el continente considerado por muchos como el granero del planeta, ellas suponen el 60 % de la fuerza laboral agrícola -siendo este un sector que emplea a entre el 65 y el 70 % de toda la mano de obra- y también son las mujeres quienes producen el 80 % de la alimentación, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Las africanas realizan la mayor parte del trabajo de producción, procesamiento y comercialización de los alimentos. Por ende, su papel en la agricultura es primordial.

Privados del líquido elemento

Entre todas las tareas diarias que efectúan las africanas, extraer de los pozos, y demás fuentes, agua para consumo humano es una de las más reseñables tanto por la importancia radical que tiene para vivir, como por lo que comporta para muchas de ellas una labor, en apariencia, tan inocua.

Acceder a agua potable es un derecho humano desde que, en 2010, lo aprobara como tal la Asamblea General de Naciones Unidas. En el África subsahariana, el 71% de la carga de recolección de agua para los hogares recae sobre las mujeres y las niñas, así lo recoge el informe de la ONU de 2012 sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Usando datos del Banco Mundial, Unicef y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), un estudio de 2016 estipulaba que un mínimo de 3 millones de niñas y de 14 millones de mujeres adultas portaban diariamente agua en los países al sur del Sáhara.

Entre los riesgos que la obtención de agua puede acarrear para todas estas mujeres destaca la cantidad de tiempo perdido en recorrer la distancia hasta la fuente de agua potable más cercana; los problemas de salud que padecen por la carga, principalmente dolencias musculares o relacionadas con el sistema óseo; y las violencias a las que se exponen: los asaltos en sus largas rutas no son una anécdota.

Sin cuidados

Vale la pena explicitar que, como en otros lugares del mundo, también en numerosos rincones africanos el rol de cuidadora de familiares enfermos, con discapacidad o ancianos recae en las mujeres de la casa.

Así como el de médico voluntaria. En algunos lugares, sobre todo en países donde las estructuras sanitarias están fuertemente centralizadas en las grandes ciudades, en poblaciones más rurales y aisladas, existe la figura del “relais communautaire de santé”, una especie de agente que, de forma no remunerada, vela por la salud de las y los vecinos. Sensibilizan, informan y ofrecen cuidados básicos, especialmente a madres y recién nacidos. Suelen ser mayoría las relais mujeres.

No habrá desarrollo sin igualdad

En esto parecen coincidir la mayoría de los expertos. Como aparece en el Informe sobre Desarrollo Humano en África de 2016, solo en 2014 el África subsahariana perdió un 6 % de su PIB debido a la desigualdad de género en el mundo laboral.

La tesis principal de este documento era que, reduciendo la brecha de género, África no solo conseguiría un gran desarrollo económico, sino que también contribuiría de manera significativa a alcanzar los objetivos de desarrollo nacionales e internacionales. Por eso, la igualdad de género beneficiaría tanto a hombres como a mujeres. Y qué mejor día que el 8 de marzo para recalcarlo y abogar por esa preciada igualdad, también para las sociedades africanas.

(Gran Canaria, 1987) Periodista y comunicadora audiovisual apasionada por África Subsahariana. Máster en Culturas y Desarrollo en el continente vecino. Enganchada a las redes sociales, donde se me pasan las horas siguiendo la actualidad de casi todos los ámbitos. ¿Que qué temas me interesan de África? Uf, ¡¿cuáles no?! Todo lo artístico y social, lo relacionado con la mujer africana, la afrodescendencia, pero también las relaciones políticas y económicas, como la Françafrique y Chináfrica, y la implantación de las nuevas tecnologías.

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