Breve Historia del África Subsahariana: imposible y necesaria

Al escribir estas líneas asumo que este artículo estará dirigido a lectores castellanoparlantes, mucho de los cuales pueden leer en otras lenguas pero que, por diversas razones, les resulta más cómodo acceder a la información en su propio idioma. Así que empiezo con una pregunta directa: ¿cuántos libros de historia africana habéis encontrado en las librerías de Barcelona, Madrid o en las de Sudamérica? Me arriesgo a responder en nombre vuestro: muy pocos, ninguno.

 

La historia de África parece que no existe. Más allá de la notable labor del profesor Ferran Iniesta, ya retirado, el trabajo de los historiadores españoles especializados en cuestiones africanas brilla por su ausencia en nuestras estanterías. En los últimos tiempos se me ocurren libros interesantísimos que tratan temas africanos de actualidad, como Detrás del Ébola, editado por Jordi Tomàs y Oscar Mateos. ¿Pero qué hay del pasado? Más allá de obras que rezumaban academicismo por las solapas, de esas que parecen solo aptas para los círculos universitarios, plagadas de citas a pie de página y de aburridas disquisiciones que, como esto que estoy haciendo ahora mismo, utilizan palabras sobrecargadas, códigos de la ciencia histórica, antropológica, política o la que sea, encontramos poca cosa.

 

Pasar de la universidad a las librerías

 

Sería injusto decir que en España no se produce contenido sobre historia africana. Sí que se hace, pero en muchos casos no sale de las facultades. Ejemplos como el de Daniel Castillo, que consiguió publicar su interesantísima tesis doctoral bajo forma de libro a través de una campaña de crowdfunding, son extraños pero ilustrativos. Su Puerto de Dakar, puerta de África occidental. Una historia económica de Senegal (1857-1957) no es un libro divulgativo pero sí que supone un esfuerzo (titánico) por hacer llegar el trabajo que se hace en las universidades a las librerías, a las calles, a la gente. Estoy seguro de que si el libro estuviera en francés o inglés su publicación hubiera resultado más fácil. Otro ejemplo reciente es el trabajo de Gustau Nerín Traficants d’ànimes: els negrers espanyols a l’Àfrica, una estupenda investigación sobre el papel de los traficantes españoles en el comercio de esclavos africanos. Esta obra no sólo aborda el escenario africano, sino que lo pone en relación con la realidad histórica española y catalana. Son ejemplos que constituyen una excepción, dos champiñones en mitad del yermo editorial dedicado a la historia africana en nuestro país.

 

¿No hay libros de historia africana porque no hay lectores que quieran leerlos o no hay lectores, precisamente, porque no hay libros que leer? Es la eterna pregunta, el pez que se muerde la cola. Me lo he preguntado muchas veces.

 

África, la historia que no existe en castellano

 

Cuando era estudiante tuve que aprender a leer en francés porque, de no hacerlo, me hubiera resultado imposible realizar mis trabajos sobre el imperio de Mali. Al principio me desesperé hasta que empecé a coger fluidez. La experiencia me enriqueció, pero me hizo darme cuenta que del mismo modo que yo opté por leer en otro idioma -al fin y al cabo no tenía otra opción-, otros quizás no tuvieran las ganas, el tiempo o los medios para hacerlo. Tal vez preferirían coger otro libro y olvidar esas raquíticas estanterías dedicadas a África que encontramos en nuestras universidades.

 

En aquel momento, mientras leía la Historia del África negra de Joseph Ki-Zerbo , la monumental Historia General de África de la UNESCO o el imprescindible Kuma de Ferran Iniesta, comprobé que aquel conocimiento no estaba al alcance de todo el mundo, que alguna cosa no iba bien cuando alguien que quería saber algo sobre historia de África tenía que esforzarse tanto para acceder a ella. Supongo que fue en aquellos instantes cuando tomé la determinación de divulgar la historia africana, de cruzar el hermetismo académico y de probar algo nuevo. Así surgió el blog Tras las huellas de Kuma que, con más o menos acierto, con más o menos actividad, ha logrado hacerse un hueco.

 

Con el paso de los años he recibido numerosos mensajes de lectores que me pedían listas de bibliografía. Y siempre acababa preguntando lo mismo: ¿puedes leer en inglés o francés? La pregunta del millón. El idioma suponía, para muchos, otra barrera de acceso. Una quizás más infranqueable que las puertas de las bibliotecas universitarias.

 

Frente a la resignación, divulgación

 

¿Qué debía hacer? ¿Resignarme? Al fin y al cabo, yo solo no podía hacer gran cosa. Ni siquiera con mis compañeros en la universidad podíamos llegar a mucha gente con nuestras conferencias, coloquios y seminarios. La divulgación debe tener algo de chispa, un poco de interés general, desprenderse de los corsés y el aire soporífero que muchas veces envuelven cualquier tema surgido en la universidad. ¿Y si escribía algo yo mismo? Era atrevido, un pensamiento fugaz que cruzó mi mente. Y, entonces, un cúmulo de casualidades hizo que uno de mis compañeros, Jonathan López-Vera, publicara su Historia de los Samuráis. Comprobé de primera mano que alguien que trabajaba en la universidad podía hacer algo con un espíritu completamente divulgativo. Para todos los públicos.

 

Su ejemplo me animó y en poco tiempo empecé a discutir con una editorial la posibilidad de publicar un libro sobre historia africana. Presenté diversos proyectos y al final la editorial se interesó por el que era más grande de todos: escribir una Breve Historia del África Subsahariana.

 

A medida que trabajaba en las fuentes para el libro, me di cuenta de algo que me incomodaba desde hacía tiempo y que no me podía sacudir de encima; como un mosquito en la noche oscura, revoloteando alrededor de mi oreja: hacer una Breve Historia de África era imposible. ¿Cómo iba a escribir sobre miles de años de historia de todo un continente? Sabanas, bosques, desiertos, planicies, montañas… tantos pueblos, tantas costumbres, tantas lenguas, tantos países. ¿De verdad era posible hacerlo?

 

Comprendí que mi objetivo no debía ser abarcarlo todo, sino seleccionar aquello que yo considerara más importante. Concebí el libro como algo que ofrecerle a alguien que no estuviera familiarizado con la historia africana. Escogí los episodios y dinámicas históricas que mi experiencia y mis lecturas me decían que eran más relevantes. Para mí, lo social y cultural es más fascinante que, por ejemplo, lo económico. Entiendo la importancia de todo, pero no puedo evitar inclinarme hacia temas que a mí mismo me apasionan. Era inevitable, también, dedicarle un espacio considerable a la etapa que más me encandiló cuando era estudiante: la época clásica, la de los imperios.

 

Seguir caminos ya trazados

 

Sabía mucho sobre la etapa precolonial, también sobre la colonial (por mi investigación de doctorado), pero no tanto sobre la etapa independiente. Para resolverlo, recurrí a aquellos libros en otros idiomas que me habían acompañado durante años, busqué consejo en mis maestros, escarbé por diversas fuentes e incluso me llevé la agradable sorpresa de encontrar el fabuloso texto de Oscar Mateos ¿De la “tragedia” al “milagro”? África Subsahariana en el nuevo contexto multipolar. El último epígrafe del libro, dedicado al presente y futuro del continente, se lo debo a Mateos. Y es algo que me resulta especialmente adecuado: el suyo era un trabajo en castellano, como mi libro, podía citarlo, podía hacer que alguien que lo leyese acabase buscándolo y, a su vez, empezará a seguir un nuevo rastro que podría conducirlo hacia nuevos contenidos.

 

Al final, el libro hace un recorrido milenario, sí. Es historia africana, sí. Pero no es La Historia de África, en mayúsculas, sino lo que yo he considerado necesario transmitir a aquellos futuros lectores que algún día sostendrán las páginas entre sus manos. En la última frase del epílogo (para quienes lleguen hasta ahí) reconozco que lo explicado en el libro es, en realidad, una pequeña parte de la historia de África. Es imposible abarcarlo todo, sin duda. Pero al menos, a partir de ahora, contaremos en nuestras librerías con un libro al alcance de todos, con espíritu divulgativo y en castellano.

 

Al final, mi objetivo con el libro es muy sencillo: generar interés en la historia africana, ni más ni menos. Creo que África lo merece. Y que nosotros lo necesitamos.

 

 

 

Presentación en Barcelona

El libro Breve Historia del África Subsahariana se presenta el viernes 27 de Enero, a las 19h. en la librería Alibri de Barcelona (c/ Balmes 26). En la presentación intervendrán el autor y Fernando Díaz, miembro de Africaye.

 

Invitacion BH africa

 

 

(Barcelona, 1991). Historiador africanista. Ahora mismo estoy realizando mi tesis doctoral sobre la historia de Casamance, la región del suroeste de Senegal. Allí entré en contacto con África por primera vez y me di cuenta de lo importante que es lo invisible; todo eso que no vemos pero que, de algún modo, afecta a nuestra forma de vivir. ¿Ancestros? ¿Magia? ¿Espíritus? ¿Historia? ¿Cómo se conjuga todo eso? Pues bueno, además de historiador soy escritor de ficción y en mis novelas doy rienda suelta a mi imaginación. Soy un firme defensor de la ambientación y representación africana en la literatura. ¡Me encanta darle un toque de ficción y aventura a la Historia que llevo tantos años estudiando! Ah, sí, y tengo una página web: www.ericgmoral.com

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