El controvertido papel del primer diputado negro del Senegal francés durante la primera guerra mundial

Blaise Diagne y el impuesto de sangre

El 28 de junio de 1919 se firmó el tratado de Versalles que terminó oficialmente la Primera Guerra Mundial. El escenario principal del conflicto fue Europa y sus contendientes fueron europeos. Sin embargo, las potencias europeas poseían colonias en África a las que, de un modo u otro, arrastraron a la guerra. De hecho, el conflicto significó el final del reparto de África. Entre las cláusulas territoriales del tratado de Versalles figuraban la cesión por parte de Alemania de su imperio colonial. Togoland y Camerún quedaron divididos entre Francia y Gran Bretaña. África del Sudoeste (actual Namibia) quedó bajo la tutela de la Unión Sudafricana, que más tarde extendería el apartheid a estos territorios. Por último, el África Oriental Alemana, también conocida como Tanganica, quedó en su mayor parte en manos británicas, con la excepción de Ruanda y Burundi, que pasaron a manos belgas. Por lo tanto, Versalles supuso un hito importante no solo en la historia europea, sino también en la africana, al configurar el mapa colonial de África cuyas fronteras heredaron los países independientes.

Versalles es importante para África, pero hoy no vamos a hablar de sus consecuencias en el continente. De hecho, vamos a retroceder a los años de la guerra para presentar a una figura individual, bastante desconocida, que adquirió un rol protagonista en la política francesa durante el conflicto: el político senegalés Blaise Diagne.

Versalles supuso un hito importante no solo en la historia europea,
sino también en la africana al configurar el mapa colonial de África,
cuyas fronteras heredaron los países independientes.

Senegal y las Cuatro Comunas

A finales del siglo XIX, la colonia de Senegal estaba dividida en dos tipos de territorios: los que estaban bajo administración directa y los de protectorado. Los primeros eran en realidad cuatro ciudades conocidas como las Cuatro Comunas de Senegal: Gorée, Saint-Louis, Dakar y Rufisque. Quienes procedían de las comunas eran llamados originaires y tenían derechos y obligaciones similares a los residentes franceses en las municipalidades metropolitanas. Incluso tenían instituciones de gobierno local tanto a nivel municipal como a nivel de la colonia y, además, podían escoger un diputado que los representara en el Parlamento francés. Por el contrario, el resto de habitantes de la colonia eran considerados súbditos (sujets) y no poseían ninguno de estos derechos. La población de las Cuatro Comunas estaba compuesta por una minoría de franceses, sobre todo representantes de las grandes casas comerciales de Marsella y Burdeos, una minoría aristocrática creole (descendientes de franceses y africanas) y una amplia mayoría de africanos. Estos últimos fueron ganando derechos con el paso de los años hasta que en la segunda década del siglo XX cambiaron el paisaje político colonial de la mano de Blaise Diagne.

¿Quién fue Blaise Diagne?

Quizás os suene porque el aeropuerto internacional de Dakar, inaugurado en diciembre de 2017, lleva su nombre. Pero más allá de este dato, poca gente ha oído hablar de él.

Blaise Diagne nació en la isla de Gorée en 1872. Una familia creole se encargó de financiar su educación. En 1890 terminó sus estudios y dos años más tarde ingresó en el cuerpo de funcionarios de aduanas del estado francés. Inició entonces un periplo de veintidós años por diversas colonias francesas (Dahomey, Congo, la isla de La Reunion, Madagascar, Guayana) hasta que en 1914 volvió a Senegal para presentarse a las elecciones legislativas en las que las Cuatro Comunas debían escoger a su diputado.

Desde su creación en 1848 hasta 1902, el escaño del diputado senegalés lo habían ocupado ciudadanos franceses de la metrópolis. Luego estuvo en manos de la aristocracia creole de 1902 a 1914. Blaise Diagne fue el primer africano negro en presentarse a las elecciones y las acabó ganando en segunda vuelta gracias a los votos de la población africana y a la división en diversas candidaturas de sus principales rivales. Después de su primera victoria, Diagne venció en cuatro elecciones consecutivas hasta su muerte en 1934, y llegó a alcanzar puestos ministeriales en la metrópolis.

El impuesto de sangre

El gran objetivo de Diagne en su primera legislatura fue conseguir el reconocimiento de los originaires como ciudadanos franceses. Dos meses después de su elección como diputado se inició la Gran Guerra. Diagne entendió que el conflicto creaba un contexto de inmediatez que podía permitirle presionar a las autoridades francesas para conseguir sus reivindicaciones. De esta manera, impulsó dos leyes, en 1915 y 1916, que se conocen como leyes Diagne. En la primera de ellas logró la incorporación en las formaciones europeas de los reclutados en las Cuatro Comunas. En la segunda, apoyado en la necesidad de soldados para la guerra y su capacidad de persuasión consiguió que la Cámara de diputados aprobara una ley con un único artículo: “Los nativos de las comunas de pleno ejercicio de Senegal y sus descendientes son y serán ciudadanos franceses sometidos a las obligaciones militares…”. De este modo, a cambio de su participación en la guerra, Diagne obtuvo la ciudadanía para los originaires. Era un logro que él consideraba fundamental porque Diagne se consideraba, ante todo, francés.

Llegada de Diagne a Dakar en su misión · 1918

 

En los meses que siguieron a las leyes Diagne, el diputado demostró su preocupación por los tirailleurs senegaleses tropas formadas por soldados africanos procedentes no solo de Senegal, sino de todas las colonias francesas del África subsaharianaque luchaban en la guerra e intentó mejorar las condiciones en las que eran empleados y acantonados en el frente. Pero su implicación en la guerra no terminó en 1916. En 1918, el gobierno francés ideó un gran reclutamiento en África Occidental y nombró a Diagne como principal responsable, otorgándole el título de Comisario de la República en el oeste africano, con un rango equivalente al de los gobernadores coloniales, convirtiéndose en el primer africano en alcanzar cotas tan altas. A cambio de su colaboración, París hizo una serie de promesas para mejorar la situación tanto de los reclutas como de sus familias, y para emprender mejoras en las infraestructuras del África occidental. Diagne recorrió las colonias con esas promesas bajo el brazo para persuadir a los futuros combatientes. La misión, que finalizó en agosto de 1918, fue un éxito rotundo: de los 40.000 hombres que debían reclutar, se consiguieron 60.000 y otros 20.000 fueron reclutados poco después. Diagne fue elogiado y Clemenceau le ofreció la distinción de la Legión de Honor, pero el senegalés la rechazó arguyendo que sus esfuerzos se enmarcaban estrictamente en sus deberes en tiempos de guerra.

El legado de Diagne

Blaise Diagne es el ejemplo más ilustre de la política de asimilación francesa, la estrategia por la cual Francia deseaba convertir a los habitantes de sus colonias en “franceses”. Esto no quería decir otorgarles la ciudadanía, más bien aculturarlos hasta el punto de que sintieran como propios la lengua, cultura y valores de la metrópolis. El deseo por conseguir sus objetivos políticos llevó a Diagne a pagar un impuesto de sangre: soldados a cambio de ciudadanía. En las antiguas Cuatro Comunas pervive un recuerdo dividido sobre su figura entre quienes la ensalzan y quienes le acusan de colaboracionista. En el resto de antiguos territorios coloniales su rol durante la guerra se juzga con mayor dureza y el diputado senegalés es acusado de haber mandado a la guerra a miles de africanos. La mayoría de las promesas que hizo durante su misión nunca se cumplieron y las mejoras que consiguió para los habitantes de las Cuatro Comunas no se extendieron al resto de Senegal ni del África Occidental Francesa. De hecho, las promesas incumplidas continuaron mucho después de su muerte: en la Segunda Guerra Mundial, Francia volvió a recurrir a sus colonias en busca de soldados. Pocos excombatientes africanos se beneficiaron de las pensiones que les habían prometido durante el reclutamiento, y muchas familias siguen hoy reclamando los derechos que sus progenitores no llegaron a disfrutar en vida.

A pesar de que Diagne llegó a otorgarse el papel de representante de todos los africanos bajo dominio francés, lo cierto es que su acción política se centró en los originaires. En los años que siguieron a la guerra, Diagne acabó enfrentado con los panafricanistas, aliado con las élites económicas de Burdeos y defendiendo el trabajo forzado. Recuperar y analizar su figura es una de las tareas más estimulantes para los jóvenes historiadores de África.

Que sean ellos quienes valoren su legado.

 

Foto portada: Diagne y un grupo de ministros, 1932. Wikipedia Francia.

Foto retrato: Blaise Diagne, 1921. Agence Meurisse, Bibliothèque nationale de France, Wikipedia.

Foto puerto: Llegada de Diagne a Dakar en su misión, 1918. Wikipedia Francia.

Foto busto: Busto Diagne en Gorée (Senegal). Wikipedia Francia.

 

(Barcelona, 1991). Historiador africanista. Ahora mismo estoy realizando mi tesis doctoral sobre la historia de Casamance, la región del suroeste de Senegal. Allí entré en contacto con África por primera vez y me di cuenta de lo importante que es lo invisible; todo eso que no vemos pero que, de algún modo, afecta a nuestra forma de vivir. ¿Ancestros? ¿Magia? ¿Espíritus? ¿Historia? ¿Cómo se conjuga todo eso? Pues bueno, además de historiador soy escritor de ficción y en mis novelas doy rienda suelta a mi imaginación. Soy un firme defensor de la ambientación y representación africana en la literatura. ¡Me encanta darle un toque de ficción y aventura a la Historia que llevo tantos años estudiando! Ah, sí, y tengo una página web: www.ericgmoral.com

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