Entrevista a la activista ruandesa Marcelline Nyiranduwamungu

“Estamos obligadas a ser optimistas y pensar que la democracia volverá a Ruanda. La lucha no violenta puede cambiar las cosas”

La activista ruandesa Marcelline Nyiranduwamungu ha sido invitada a participar durante el mes de noviembre en el proyecto de Ciudades Defensoras de los Derechos Humanos, coordinado por el Fons Català de Cooperació al Desenvolupament y gestionado por la Comissió Catalana d’Ajut al Refugiat con la participación de 27 ayuntamientos y 9 entidades e instituciones catalanas implicadas en la defensa y promoción de los derechos humanos a escala local y global.

La activista ruandesa, como consecuencia de la situación de violencia y graves vulneraciones de los derechos humanos en Ruanda, se exilió a Bélgica en 1996, país que en 2001 le otorgó la ciudadanía. Cofundadora y actualmente vicepresidenta de la Red Internacional de Mujeres por la Democracia y la Paz (Réseau International des Femmes pour la Démocratie et la Paix, RifDP), entidad que trabaja en el fomento de la democracia y la paz en la región de los Grandes Lagos, sigue esperanzada en que algún día Ruanda retornará a la senda de la democracia y el respeto por la libertad de expresión y los derechos humanos y podrá convivir con la memoria y la verdad del pasado cruento que ha padecido este país y su responsabilidad en la situación de violencia e inestabilidad que ha sufrido la región de los Grandes Lagos en los últimos 25 años.

Marcelline Nyiranduwamungu

¿Por qué decidió exiliarse a Bélgica en 1996?

En realidad, yo había abandonado Ruanda años antes. Primero fuimos testigos de la cruenta guerra que había lanzado el Frente Patriótico Ruandés (FPR) desde Uganda durante los años previos al genocidio. Tras el atentado contra el presidente Júvenal Habyariamana y su homólogo burundés Cyprien Ntaryamira el 6 de abril, que fue la antesala del genocidio de Ruanda, se desencadenó un clima de pánico entre la población que me llevó a abandonar Kigali y refugiarme en mi pueblo natal. A mediados de julio, días antes de la toma del poder por parte del FPR, me refugié en República Democrática del Congo [entonces Zaire] junto con los dos millones de personas que huimos de Ruanda [en el marco de la Operación Turquesa liderada por Francia para crear una zona segura que facilitara la salida de Ruanda]. En 1996 abandoné RDC tras el inicio de la guerra liderada por Laurent-Désiré Kabila [al frente de la rebelión ADFL apoyada por Ruanda] y me exilié a Bélgica. Posteriormente, a pesar de las promesas de paz y reconciliación proclamadas [por el gobierno de unidad nacional del presidente Pasteur Bizimungu], el clima de persecución, represión y violencia en Ruanda [desencadenado por el FPR y liderado por el entonces ministro de Defensa y vicepresidente Paul Kagame], como la masacre del campo de desplazados de Kibeho [se estima que entre el 22 y el 23 de abril de 1995 fueron ejecutadas al menos 5.000 personas a manos del FPR], fue la antesala de [la fractura final del gobierno de unidad nacional y] el control total del poder por parte del FPR y la instauración de un clima de terror y persecución de la oposición en el país.

Tras vuestra llegada a Bélgica, ¿cómo empieza vuestra labor de denuncia y sensibilización en torno a la situación que vive Ruanda?

Necesitamos un año para regularizar nuestra situación en Bélgica. Tuvimos que conseguir establecernos en el nuevo contexto. Fue imprescindible ser resilientes ante la nueva situación y posteriormente vimos que no podíamos rendirnos, no podíamos bajar los brazos ante la situación que estaba teniendo lugar en Ruanda y RDC, ante las noticias que llegaban de los Grandes Lagos relativas a la guerra en el este de RDC. El hecho revelador y determinante de la nueva situación en Ruanda y la necesidad de implicarme en la denuncia de las graves vulneraciones de los derechos humanos que se estaban cometiendo fue la salida del ministro hutu de Interior del gobierno de unidad nacional, Seth Sendashonga, [en agosto de 1995, tras denunciar las atrocidades cometidas en Kibeho] y su posterior asesinato en Kenia en 1998, hecho que puso de manifiesto la voluntad del nuevo hombre fuerte del país, Paul Kagame, y la dificultad para poder establecer un diálogo real con el gobierno de Ruanda que pudiera superar el conflicto que permanecía abierto. [Posteriormente, en 2019, Paul Kagame reconoció indirectamente su participación en el asesinato de Sendashonga] El FPR, que había tomado el poder con las armas, continuaba ostentándolo bajo un clima de terror y amenazas como si se encontrara todavía en medio de la guerra de 1994, y casi 30 años más tarde, su política sigue siendo la misma, ya que sigue gobernando bajo el mismo clima de persecución y represión de la disidencia política y social. Vimos que aquel clima de persecución debía ser visibilizado a través de la palabra, por lo que empezamos a escribir artículos y realizar actividades de sensibilización para denunciar el derrotero del gobierno de Ruanda. Lo que me sorprende es que a pesar de que se conoce cuál es la situación, no hay una acción real por parte de la comunidad internacional para forzar un cambio en este gobierno. Nuestro país recibe cuantiosas ayudas al desarrollo, sin que esta ayuda esté condicionada al respeto de los derechos humanos. Ciertamente, Ruanda sabe vender los aparentes éxitos de su gestión que maquillan este clima de vulneraciones de los derechos humanos y de persecución de la oposición política, como el papel de la mujer o su participación en misiones de paz de la ONU para poner de manifiesto su voluntad de construcción de la paz y la seguridad internacional. Por ejemplo, Ruanda ha vendido una imagen respecto al papel que juega la mujer en el país mientras existen numerosos casos que contradicen esta igualdad y participación efectiva de la mujer en la política, como el de Victoire Ingabire [tras 16 años en el exilio, se presentó como candidata a las elecciones presidenciales de 2010 y un año más tarde fue encarcelada bajo la acusación de amenazar la seguridad del Estado y «menospreciar» el genocidio de 1994], o el de Diane Rwigara, [empresaria ruandesa y activista por los derechos de la mujer en el país que se presentó a las elecciones presidenciales de 2017, cuya candidatura fue descalificada y posteriormente fue acusada de incitar a la insurrección. Su padre, el industrial Assinapol Rwigara, apoyo económico fundamental del FPR, murió en un accidente de coche en 2015, pero se sospecha que fue asesinado por motivación política] o el resto de miembros de la familia Rwigara, entre otras.

Kigali y alrededores, Josep María Royo

¿Cuáles son las principales actividades de la Red Internacional de Mujeres por la Democracia y la Paz (RifDP)?

Hacia el año 2009 un grupo de mujeres creamos la RifDP con el objetivo de promover la democracia y la paz en África, y particularmente en la región de los Grandes Lagos. Las mujeres son las primeras víctimas de guerras libradas injustamente en todo el mundo. Las consecuencias de los regímenes extremistas, dictatoriales y sanguinarios recaen primero sobre las mujeres y los menores. Para poner fin a esta violencia y promover el diálogo en la resolución de conflictos y la promoción de los derechos humanos, las mujeres deben ser más activas y ocupar su lugar en los órganos de toma de decisiones para hacer oír su voz. Disponemos de sedes en Bélgica, Canadá, Francia y Holanda, y una de las principales actividades es la concesión del premio Victoire Ingabire desde 2011.

En el año 2011, a raíz del encarcelamiento de Victoire Ingabire, la principal lideresa de la oposición política ruandesa, el RifDP convocó el premio “Victoire Ingabire Umuhozapara la Democracia y la Paz”, que se concede cada año por el Día internacional de los Derechos de las Mujeres a personas que trabajan por la defensa de los derechos humanos, especialmente en la Región de los Grandes Lagos. El premio lleva el nombre de la mujer que volvió a Ruanda, tras 16 años de exilio, para presentarse como candidata a elecciones presidenciales. Ahora está amenazada por el gobierno del presidente Paul Kagame y la Red trabaja para visibilizar este caso de represión. Este premio pretende promover y visibilizar el trabajo que realizan activistas y defensoras de los derechos humanos en los Grandes Lagos, y trabajamos en contacto con activistas congoleses y ruandeses, así como de otras nacionalidades. Pretendemos reconocer y emular el trabajo de Ingabire por el doble mérito de ser mujer y levantar su voz en un contexto de violencia contra las mujeres, y trabajar por la paz en unas condiciones de violencia e inseguridad tan difíciles.

Las actividades que lleva a cabo la sociedad civil y la oposición política ruandesa se han visto amenazadas y perseguidas por el régimen de Paul Kagame, como pone de manifiesto el ejemplo de Victoire Ingabire. ¿La Red ha padecido la presión y amenazas del régimen de Paul Kagame?

El régimen ha intentado debilitar y destruir las organizaciones de la sociedad civil. El 14 de octubre hemos establecido el Ingabire Day, como el Mandela Day. Ese día el gobierno ruandés aprovecha para silenciar o perseguir las actividades de actores locales y del entorno de Ingabire, o se dedica a diseminar informaciones en los medios para cuestionar o deslegitimar las actividades de la diáspora y también a nivel interno. Otro de los ejemplos de persecución es la iniciativa que realizamos en el periodo navideño de recabar recursos para la población refugiada en RDC, actividad que el gobierno ruandés cuestiona como actividades de financiamiento del grupo armado Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR) [algunos de cuyos miembros formaban parte de las antiguas Fuerzas Armadas Ruandesas y las milicias Interahamwe], cuando se trata de un actividad solidaria y humanitaria que nada tiene que ver con las actividades de los grupos armados presentes en RDC.

¿Desde la RifDP se ha planteado la posibilidad de trabajar conjuntamente con otros espacios de oposición política para construir un frente común contra el régimen ruandés?

Desde la RifDP pensamos que cada actor de la sociedad civil o de la oposición política debe llevar a cabo sus actividades de forma autónoma, que pueden ser en paralelo a la que otros actores llevan a cabo, siempre y cuando el objetivo sea la promoción de la paz y la democracia en la región, objetivo en el que podemos coincidir todos. La RifDP tiene como objetivo la promoción de la democracia y los derechos humanos desde la noviolencia, no la toma del poder político, tal y como puede ser el objetivo de un actor político. Aunque podamos compartir objetivos como la construcción de la democracia en el país, las vías son diferentes, y nuestras actividades pueden ser complementarias.

Kigali y alrededores, Josep María Royo

¿Qué papel pueden llevar a cabo las mujeres en la construcción de la paz en Ruanda y la región de los Grandes Lagos en un marco de actividades complejo como consecuencia de la persistencia de la guerra?

La mujer puede jugar un papel diferente al de los hombres ya que ella es la constructora de vida y los valores humanos. La mujer deberá participar y ser incluida en la búsqueda de soluciones en los conflictos que padece la región. Además, el cuerpo de la mujer una sido utilizado durante las guerras en la región como arma de guerra y luchamos para que esto cambie.

¿Se han producido cambios en la región de los Grandes Lagos entre 1996 y 2021?

No se han producido cambios, al contrario, cada vez la situación es peor. Por ejemplo, en Ruanda, cuando el FPR tomó el poder, defendía un discurso de promoción de la democracia pero no han hecho nada para implementarlo, al contrario, han silenciado, encarcelado o eliminado voces críticas, incluso del propio seno del FPR [como pone de manifiesto la muerte de líderes como Seif Bamporiki, en Sudáfrica en febrero de 2021, o la persecución a la que se encuentran sometidas las antes citadas Victoire Ingabire y Diane Rwigara, el escritor y empresario belga-ruandés Paul Rusesabagina -sobre cuya historia se inspiró la película Hotel Rwanda-, o el cantante Kizito Mihigo, superviviente del genocidio ruandés y activista por la paz y la reconciliación, quien fue liberado el mismo día que Victoire Ingabire, pero dos años más tarde, en 2020, fue nuevamente arrestado y murió bajo custodia. En 2010, otro miembro del Rwandan National Congress (RNC), el ex jefe del Estado Mayor ruandés y de los servicios de inteligencia entre 1998 y 2002, Faustin Kayumba Nyamwasa, fue herido en Johannesburgo pero consiguió salir ileso del atentado. En 2013, otro ex jefe de inteligencia de Ruanda, Patrick Karegeya, fue encontrado muerto por estrangulamiento en una habitación de hotel en Johannesburgo. El Gobierno ha negado la participación en la mayoría de sus muertes, aunque Kagame afirmó en 2019 que no debería disculparse por el asesinato del exministro de Interior Seth Sendashonga, tiroteado en Kenia en 1998. Cabe añadir, entre otros, diversos colaboradores de Victoire Ingabire Umuhoza, como Boniface Twagirimana (desaparecida de la prisión de alta seguridad en 2018), Illuminée Iragena (desaparecida desde 2016), Jean-Damascène Habarugira, Eugène Ndereyimana, Anselme Mutuyimana, asesinados en diferentes intervalos].

No se han producido elecciones libres a pesar de las promesas realizadas en 1994. Los acuerdos de Arusha han sido enterrados y nos encontramos en un escenario similar al que se vivía en 1990. En la actualidad hay más población refugiada que entonces, las fronteras se encuentran cerradas, se encarcela y se persigue a los periodistas. Nos encontramos ante un partido-Estado. Esto nos lleva a pensar en las próximas elecciones de 2024: ¿habrá una apertura del espacio político? ¿Kagame se presentará a un enésimo mandato?

En RDC, las elecciones no han sido transparentes. Recordemos las últimas elecciones congolesas de finales de 2018 en las que Félix Tshisekedi fue escogido a principios de 2019 antes de que se conocieran los resultados definitivos. El conflicto en RDC continúa activo en el este y no se vislumbran cambios. Persiste la expoliación de recursos naturales en RDC ante la inacción de la comunidad internacional, ya que no se vislumbra una clara voluntad política para revertir esta situación. Los cambios no vendrán de la mano de los africanos en solitario, debemos construir redes de forma conjunta por parte de todos los actores implicados. Sin embargo, en la actualidad la maximización de la obtención de beneficios está ocupando el espacio de la defensa y respeto por los derechos humanos.

Si la comunidad internacional quiere que se produzcan cambios, se puede conseguir. El ejemplo de Burundi pone de manifiesto que los cambios son posibles si existe voluntad política. La presión de la comunidad internacional -ante el intento de modificación de la Constitución y su participación en unas elecciones en lo que suponía un tercer mandato presidencial- y las sanciones frenaron los excesos del gobierno de Pierre Nkurunziza. En cambio, Ruanda modifica la Constitución y no se produce ningún tipo de denuncia ni presión. El discurso de la lucha contra el terrorismo también ha sido utilizado por Kagame en su persecución interna de la disidencia, tachando de terroristas a la oposición política, discurso que tiene mucho predicamento a nivel internacional. Además, existe una pereza intelectual en la búsqueda de información crítica y veraz. En este sentido, una parte de la prensa internacional también da cobijo a un discurso benevolente hacia Paul Kagame.

Kigali y alrededores, Josep María Royo

¿Es optimista de cara al futuro de la región de los Grandes Lagos y en especial de Ruanda?

Somos optimistas porque si somos pesimistas, vencería la frustración y el desánimo y no haríamos nada. Nuestra labor es un trabajo a largo plazo. Tenemos la obligación de ser optimistas y pensar que la democracia volverá algún día a Ruanda, y la gente podrá retornar al país y expresarse con libertad. Continuar difundiendo informaciones sobre la situación de Ruanda, como por ejemplo, traduciendo del kinyarwanda las iniciativas locales y el trabajo de periodistas y medios de comunicación locales, para poner luz a informaciones que serían invisibilizadas por el discurso oficial que tiene un importante eco en la prensa occidental.

“La violencia no es el camino. La lucha noviolenta

puede cambiar las cosas en Ruanda”

Estoy agradablemente sorprendida por el nivel de conocimiento e interés de vuestra región en la situación de la región de los Grandes Lagos. Si en Bélgica, Francia y otros lugares hubiera el mismo interés y preocupación por la situación de los Grandes Lagos que el que se percibe en Catalunya, esto podría suponer un punto de inflexión muy importante y muchas cosas cambiarían. He visitado diversos centros educativos en Catalunya y me sorprende el interés y el conocimiento por la situación que atraviesa Ruanda y la región de los Grandes Lagos. Preguntas que jóvenes en centros educativos en Catalunya me han planteado me ponen de manifiesto el interés y preocupación de la población sobre la situación en la región de los Grandes Lagos. Lo importante es ver que la gente trabaja, se mueve. Ciertamente, no veremos cambios de un día para otro, pero hace falta trabajar para ello. Un joven recientemente nos facilitó un libro prohibido en Ruanda sobre la no violencia “Comment faire tomber un dictateur quand on est seul, toutpetit et sans armes” de Srdja Popovic [en el que planteaba la necesidad de identificar bien la batalla a llevar a cabo y escoger pequeñas batallas que puedan ser ganadas, en lugar de escoger grandes batallas imposibles de enfrentar y de ver posibles cambios]. Ruanda ha perdido demasiada gente en las guerras que ha vivido, la violencia no es el camino. La lucha noviolenta puede cambiar las cosas en Ruanda.

Epílogo

Sin embargo, la cruda realidad nos persigue: unas horas después de acabar la entrevista, un nuevo periodista ha sido encarcelado en Ruanda. El periodista Dieudonné Niyonsenga, alias Cyuma Hassan, de Ishema TV, ha ingresado en prisión, lo que pone de manifiesto una vez más la persecución de las voces críticas y la vulneración sistemática de la libertad de expresión y opinión en el país. Su detención se produce después de la del periodista Théoneste Nsengimana de Umubavu TV, encarcelado el 13 de octubre de 2021 con otras 9 personas, familiares o colaboradores de Victoire Ingabire Umuhoza.

(Tortosa, 1977). Politólogo y Máster en RRII, intento moverme en lo local teniendo siempre un ojo puesto en lo global. Creo que las guerras son una invención social, por lo que está en nuestras manos acabar con ellas. Interesado en los conflictos y los procesos de paz en África. Milito en la máxima de que el conocimiento tiene que ir de la mano del activismo transformador de carácter noviolento. Me quedo con las palabras de Walter Benjamin: “Es tarea más ardua honrar la memoria de los seres anónimos que la de las personas célebres. La construcción histórica está consagrada a la memoria de los que no tienen nombre.”

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