Íñigo Macías Aymar entrevista a Dirk Jan Koch

«La RSC se había convertido en una forma de compartir las sobras de los beneficios de las empresas»

Por el 27 octubre, 2015 Entrevistas

Podríamos decir que Dirk Jan Koch es una rara avis en el mundo del desarrollo y la cooperación internacional. Diplomático, investigador y escritor, ha vivido más de seis años en la República Democrática del Congo (en su capital, Kinshasa, y en Bukavu) trabajando, primero, para la cooperación oficial holandesa en temas de derechos humanos, reconstrucción y ayuda humanitaria y, después, como director en el país de la ONG Search for Common Ground. Desde hace poco más de un año, y tras ejercer como director regional de esta misma organización para África occidental y central, ha sido designado enviado especial del gobierno holandés para los recursos naturales, una figura que pretende dotar de mayor coherencia a las diferentes iniciativas de la política exterior holandesa en el continente africano. Recientemente, ha publicado De Congo codes, un análisis crítico, a través de su experiencia personal y profesional, del papel de la comunidad y la cooperación internacionales en el devenir del gigante africano. Charlamos con él en el aeropuerto, a punto de embarcar hacia Zimbabue.

 

Africaye: ¿Podrías explicarnos un poco más sobre tu trabajo y el rol que desempeñas dentro del gobierno holandés?

Dirk Jan Koch: Holanda es uno de los pocos países, creo que incluso el único, que cuenta con un enviado especial para los recursos naturales. Concretamente, esto significa que estamos combinando dos agendas: la promoción de la extracción sostenible de los recursos naturales y la promoción de la seguridad en el suministro de estos recursos a los Países Bajos. Es mi firme convicción que una no puede ir sin la otra. Lo hemos visto en el caso de los trabajos de Shell en el delta del río Níger. La población local tenía la percepción de que no recibían una parte justa de la riqueza petrolera y no fueron compensados suficientemente por los derrames de petróleo. Como consecuencia, empezó la frustración, los casos de sabotaje y, finalmente, la rebelión. Ahora, Shell se está retirando de Nigeria y ya no puede bombear su petróleo. Así pues, la extracción sostenida y sostenible de los recursos naturales son dos caras de una misma moneda.

 

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Con la Ministra de Comercio Exterior y Cooperación para el Desarrollo holandesa, la Sra. Lilianne Ploumen inspeccionando la realidad de las minas en la zona de Goma, RDC

A.: ¿Cuáles son los objetivos principales perseguidos y los medios para alcanzarlos?

DJK.: Tratamos de lograr el objetivo de un suministro sostenible y sostenido trabajando, por ejemplo, en aspectos como la trazabilidad y la transparencia. Déjame mostrarte un ejemplo. Yo viví en Kinshasa, la República Democrática del Congo, durante 5 años y dos años más, en su parte oriental. Lo que se ve allí es que hay mucha inestabilidad en torno a las minas y los rebeldes y soldados juegan al gato y al ratón alrededor de las minas. Así que el gobierno holandés estableció la Iniciativa de Estaño Libre de Conflictos (Conflict Free Tin Initiative) junto al gobierno congoleño, la misión de la ONU en el país, la asociación de la industria del estaño y compañías como Philips. Funcionaba de la siguiente manera: si el gobierno congoleño y la ONU daban luz verde a una mina, entonces se establecía un sistema de embalaje y trazabilidad desde esa mina hasta la frontera. Esto significaba que todos los minerales serían sellados y registrados a través de un código de barras y se les permitiría salir del país. Cualquier estaño que no cumpliese con estos requisitos sería requisado y el gobierno congoleño le impediría salir del país. Este sistema, la Iniciativa de Estaño Libre de Conflictos, ayudó a reducir la participación de los rebeldes y soldados en las minas. En 2010, antes de la puesta en práctica de esta programa, rebeldes y ejército estaban activos en más del 60% de las minas de estaño, actualmente está por debajo del 30%.

 

A.: ¿Cuál es la relación entre el papel que desempeñas y la política de cooperación al desarrollo de los Países Bajos hacia el continente africano?

DJK.: Me veo, realmente, como el eje entre el comercio y la agenda de la ayuda. Permíteme considerar el ejemplo del oro. Hay enormes problemas en el sector del oro, especialmente con los pequeños mineros más artesanales. Hay dos cosas que podríamos hacer. Por un lado, podríamos trabajar con este tipo de mineros y definir una buena campaña de sensibilización para convencerlos a, por ejemplo, dejar de usar mercurio. Alternativamente, podríamos tratar de vincular estos productores a los consumidores en los Países Bajos y Europa, y asegurarnos de que los consumidores demandan productos más sostenibles. Esto tendría un efecto mucho más duradero, más allá de la vida del proyecto de la primera opción. Una vez que el proceso de producción se limpia, los resultados serán sostenibles, ya que la demanda de consumidores concienciados seguirá manteniendo los estándares altos. Es por eso que ahora estamos tratando de llegar a un pacto a nivel sectorial para el oro, en el cual los orfebres, joyeros holandeses y los importadores unan sus esfuerzos en el campo de la sostenibilidad.

 

A.: ¿Cuál es, en tu opinión, el papel que juegan los recursos naturales en el presente y en el futuro del continente africano?

DJK.: Los recursos naturales son, a la vez, una maldición y una bendición para el continente. Japón se hizo rico sin apenas recursos naturales, pero Noruega se hizo aún más rico con ellos. Realmente, depende de los gobiernos, de si deciden o no poner estos recursos a disposición del desarrollo de sus propios países, o para aumentar sus cuentas bancarias personales. Y, por supuesto, las empresas y los gobiernos occidentales pueden empujar a los gobiernos de esos países en una u otra dirección: podemos empujarlos hacia una mayor rendición de cuentas o hacia una mayor opacidad. Se me ocurre que podemos y debemos hacer más para que las grandes empresas multinacionales estén en el lado bueno de la historia.

 

A.: ¿Qué pueden hacer los donantes tradicionales y los países emergentes para ayudar a mejorar el impacto de los recursos naturales en el continente? ¿Y para reducir o evitar posibles impactos negativos?

DJK.: Creo que el ejemplo de la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI, en sus siglas en inglés) nos puede enseñar muchas cosas. En primer lugar, nos muestra que, incluso si una iniciativa de Responsabilidad Social Corporativa se enfrenta a vientos en contra, vale la pena continuar. En sus inicios, los países y las empresas no la secundaron y, ahora, puedes ver cómo una gran mayoría de compañías y países informan sobre cuánto pagan y reciben cuando participan en la extracción de recursos naturales. En segundo lugar, esta iniciativa nos ha mostrado qué los estándares tienen que ser dinámicos y no estáticos, haciendo necesario subir el listón y ser exigentes continuamente… Una vez que empresas y gobiernos están siendo transparentes acerca de cuánto pagan y cuánto perciben, toca ser transparentes acerca de quién es el propietario de esas empresas. Por último, ahora vemos que, debido a la EITI, las empresas informan de sus gastos e ingresos país por país, una innovación que la UE acaba de poner en marcha a través de una iniciativa legislativa que obliga a las empresas a entregar este tipo de información, con el objetivo de acabar con los abusos fiscales. Así que, en cierto sentido, la EITI, que era voluntaria, ha allanado el camino para otras medidas adicionales y obligatorias. Tenemos que continuar con este tipo de iniciativas que implican a las diferentes partes interesadas. Hemos intentado lo mismo con los problemas de seguridad dentro y en los alrededores de las minas, los Principios Voluntarios sobre Seguridad y Derechos Humanos, pero nos dimos cuenta de que no generaba la misma implicación que el EITI. No hay tantos países ni empresas que se estén involucrando en estos Principios Voluntarios, algo sobre lo que tenemos que continuar trabajando.

 

A.: ¿Cuál debería ser el papel de las empresas extranjeras en el proceso de desarrollo de los países africanos?

DJK.: Las empresas extranjeras tienen que hacer aquello en lo que son buenas: encontrar formas eficientes de agregar valor. Al mismo tiempo, creemos que es necesario un cambio. Que se pase de la «Responsabilidad Social Corporativa» a un negocio verdaderamente inclusivo. Con esto, nos referimos a que las empresas deben tratar de maximizar el impacto social positivo que puedan tener, capacitando personal a nivel local, contratando personal local, asegurándose de que las infraestructuras que promueven en el país también se pueden utilizar para otros fines, etcétera. La Responsabilidad Social Corporativa se había convertido en una forma de compartir las sobras de los beneficios de las empresas, a las que se les añade un bonito logotipo de la compañía después de que todo el mundo haya cogido su parte. «Negocios Inclusivos», el modelo ha cambiado y el poder de las empresas deber ser para liberar el potencial de las regiones donde operan.

 

A.: En tu opinión, ¿disponemos de los medios y mecanismos adecuados para estar seguros de que las empresas multinacionales apoyan el desarrollo de África a través de la extracción de recursos naturales?

DJK.: Aún no. Y estoy especialmente preocupado por la necesidad de avanzar en las cuestiones fiscales. Así, por ejemplo, podemos ver que existen enormes cantidades de flujos financieros ilícitos que salen del continente. Algunos de estos flujos son el resultado de la corrupción; otros, de la actividad criminal y, finalmente, algunos de ellos tienen su origen en prácticas comerciales ilícitas. Esto tiene que parar y el proyecto de la OCDE contra la “erosión de la base imponible y la transferencia de beneficios» (conocido como BEPS, en sus siglas en inglés) es un paso decidido en la dirección correcta. Será mucho más difícil para las empresas no pagar sus impuestos ahí donde suman valor. Sin embargo, creo que hay una importante disparidad en la respuesta internacional. Pensemos en ello: hay un bonito ‘sello’ para las empresas que informan sobre temas de Responsabilidad Social Corporativa, el sello del ‘Pacto Mundial’ de Naciones Unidas (UN Global compact). También pueden conseguir “puntos” si son transparentes e informan de los impuestos que pagan, el sello ‘EITI’. Sin embargo, si una empresa dice “no utilizamos paraísos fiscales” o “reportamos nuestros beneficios país por país”, no recibe ningún crédito por ello. Aún peor, van a tener rentabilidades más bajas, por lo que los inversores podrían alejarse. Por lo tanto, creo que también debemos asegurarnos de que tenemos una adecuada estructura de incentivos para que las empresas hagan lo correcto y, en la actualidad, ésta todavía falta en varias esferas.

 

Congo, Goma 11112014: Minister Ploumen van Handel en Ontwikkelingssamenwerking brengt een bezoek aan Congo. Ze gaat hier langs bij verschillende organisaties. Foto: David van Dam

A.: ¿Cuál es la postura de la UE sobre el papel de las empresas multinacionales que trabajan en el sector de los recursos naturales en el continente africano? ¿El rol de la UE es lo suficientemente bueno como para apoyar una distribución más justa de los beneficios generados en este sector?

DJK.: La Comisión Europea ha presentado, en el Parlamento Europeo, una interesante propuesta sobre minerales de conflicto y creo que es un tema muy importante. Como te comentaba, he vivido durante aproximadamente cinco años en la República Democrática del Congo, primero, en su capital, Kinshasa, pero también en el Este del país, y he visto cómo los minerales pueden prolongar los conflictos. Es hora de que las empresas que importan minerales que pueden provenir de zonas en conflicto empiecen a explicar qué controles realizan para asegurarse de que sus compras no han contribuido a estos conflictos. Estados Unidos ha elaborado su propia legislación sobre minerales de conflicto hace ya cinco años (la ley Dodd-Frank). En Europa, todavía estamos discutiendo y negociando. ¡Ha llegado el momento de dejar de hablar tanto y actuar más!

 

A.: ¿Podríamos hacer más para mejorar la concienciación entre los consumidores pero también para castigar a las empresas multinacionales que se portan mal y recompensar a aquellas que muestran una mayor concienciación?

DJK.: El quid de la cuestión descansa en los consumidores. Siempre y cuando los consumidores continuemos comprando las cosas más baratas, en lugar de comprobar de dónde provienen los productos que adquirimos y en qué condiciones fueron producidos, el cambio será difícil de lograr. Así como los consumidores forzaron a sus instituciones bancarias y financieras a desprenderse de las inversiones en, por ejemplo, empresas que fabrican bombas de racimo, los consumidores deben ser muy cautelosos cuando ven que pueden comprar tres camisetas ¡por 10 euros! Todos sabemos que 10 euros no es un precio que permita a los trabajadores producir con dignidad. Y yo creo que es una tarea de los gobiernos la de educar y concienciar a la sociedad acerca de lo que significa vivir en una aldea global con todas sus interdependencias. Lo que realmente hemos aprendido en Europa durante el último verano, con la crisis de los refugiados, es que no podemos aislarnos de los problemas que afectan a los países que nos rodean. Tenemos que asegurarnos de que países como Libia, Siria, Eritrea, Nigeria puedan volver a levantarse sobre sus pies. Para que eso suceda, necesitamos inversiones responsables en esos países y los consumidores, las empresas y los gobiernos, todos, tenemos un papel importante que jugar en este objetivo.

 

A.: ¿Existe algún recurso natural en el que el gobierno holandés esté especialmente interesado? ¿Por qué?

DJK.: Hemos decidido centrarnos en el oro. Creemos que hay una verdadera brecha en la respuesta internacional respecto al oro. Hay tantos problemas en torno al comercio del oro: el lavado de dinero, la financiación de conflictos, el uso del mercurio y la escasa acción internacional. Para el café y el té, las iniciativas de comercio justo son algo cotidiano y conocido. Para los diamantes, está el proceso Kimberley. Pero, para el oro, apenas hay iniciativas. Por eso, nos estamos centrando en este recurso.

 

A.: Para terminar, dado tu profundo conocimiento del continente africano, ¿podría decirnos cuáles son sus principales desafíos en el futuro cercano?

DJK.: ¡Deberías preguntárselo a los propios africanos! Yo solo puedo responder cuáles son los retos para nuestros países y empresas cuando interactúan con África, especialmente, cuando hablamos de la extracción de recursos naturales, y puedo decirte que son tres C: Corrupción, Conflicto y Cambio Climático. ¡Tenemos que abordar estas cuestiones de forma continua!

 

Para saber más sobre el trabajo de Dirk Jan Koch, podéis seguir su cuenta de Twitter @dirkjankoch

Foto de portada: el entrevistado conociendo las condiciones de trabajo en las minas de oro de Migori, Kenia.

(Bilbao, 1976) Economista, aunque siempre he trabajado rodeado de politólogos en el sector del desarrollo y la cooperación internacional. La economía no es mala, como toda ciencia social depende de quien la interprete y la manipule. Empecé mirando a América Latina y he acabado en África. Consumidor compulsivo de información cuando no estoy en la montaña. No te creas todo lo que te cuentan, buscar la verdad, aunque no exista, ya es un gran logro que hay que celebrar. ¿Qué haces leyendo esto? Coge cuatro cosas y vete a conocer África! @IMaciasAymar

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