Entrevista al doctor en Sociología Zakaria Soré

«Francia temía que todo el mundo adquiriese conocimiento»

Zakaria Soré ha sido el primer investigador de la Universidad Joseph Ki-Zerbo (Burkina Faso) en doctorarse en Sociología. Está especializado en educación y movimientos sociales. En esta entrevista nos propone un recorrido por la historia de su país (partiendo del Alto Volta colonial, transformándose en Burkina Faso durante la Revolución de Agosto y llegando así al contexto actual) a través de sus especialidades: el análisis de los sistemas educativos y de las condiciones que despiertan las luchas populares.

¿Podrías explicar brevemente las raíces del sistema educativo que predomina actualmente en Burkina Faso?
Las primeras escuelas, tal como las conocemos hoy, se construyeron en los primeros años del siglo XX, con la llegada de Francia. Hasta entonces, existían formas de educación informal y de educación islámica. A su llegada, los colonizadores instauraron nuevos modelos educativos. Las primeras escuelas fueron creadas por misioneros católicos y, poco después, lo hicieron los militares que estaban conquistando el territorio. El objetivo de los militares era formar en francés a un número reducido de individuos para que actuaran como intérpretes. De esta forma, podían transmitir las órdenes del colonizador a la población sometida y, al mismo tiempo, obtener información sobre los colonizados.
Pocos años más tarde, el Estado francés trabajó para tomar las riendas. Las escuelas construidas por los militares desaparecieron como tal. En Francia se aprobó, en 1905, la separación del Estado y la Iglesia, hecho que repercutió en los territorios colonizados. Por lo que desaparecieron también las escuelas de los misioneros. Este nuevo modelo, la escuela republicana gestionada por la metrópolis, existió hasta el fin de la colonización.

¿Cuál era la intención de la metrópolis al “tomar las riendas” de la educación?
Los colonizadores franceses solamente querían escolarizar a una minoría. El objetivo no era forzosamente el de dar saber a los africanos, sino el de dárselo a un puñado de individuos para que ayudaran a los colonizadores a realizar su trabajo de conquista. Francia temía que todo el mundo adquiriese conocimiento porque el conocimiento libera a los individuos. Francia pensaba: “Si todos adquieren saber, se van a rebelar contra mí y no podré explotar las colonias como deseo”. Por eso tampoco había escuelas superiores. Se trataba de limitar las posibilidades de revuelta.

¿Qué sucedió respecto a la educación cuando, en 1960, culminó el proceso de independencia del Alto Volta?
Con el fin de la colonización, se buscó dar otra dinámica a la escuela. Partiendo del hecho de que se trata de un país agrícola, se decidió que se debía crear un modelo que tuviera en cuenta esa realidad. Así fue como se crearon, paralelamente a la escuela formal, los Centros Rurales. Pero estas escuelas no funcionaron muy bien y, en menos de una década, se deshicieron de este modelo.
Más tarde, se buscó darle otro enfoque a la educación formal. Se realizaron estudios y se quiso apostar por una “educación popular”, una escuela abierta a todo el mundo. Se quiso dejar de lado el modelo de “escuela de élite” e introducir las principales lenguas nacionales: el mooré, el fulfulde y el diula. Pero este proyecto nunca se ejecutó a causa de la llegada al poder de Thomas Sankara y el inicio de la revolución.

Alumno lee en la pizarra en una escuela de Uagadugú | GPE/Olivier Badoh

¿Por qué el nuevo gobierno revolucionario optó por no seguir adelante con este proyecto? ¿Cuál fue el modelo que se promovió?
Thomas Sankara consideraba que el modelo seguía siendo el de la escuela de inspiración francesa, que era una escuela neocolonial con el objetivo de mantener al africano en el lugar del colonizado. Él quería que la escuela fuera realmente abierta, que se “popularizara el conocimiento”. Y se tomaron diversas medidas en este sentido. Una de las consignas era: “Educación primaria en cada pueblo, educación media en cada comarca y educación secundaria en cada provincia.” El objetivo de Sankara era que el conocimiento llegase a todos los rincones. El Estado transmitió a la población que, si construían infraestructuras, ellos enviarían profesores.
Sankara decía: “Si queremos popularizar el conocimiento, debemos hacer que los costes de inscripción dejen de ser una condición que impida el acceso a la educación”. Para conseguirlo, se limitó mucho el precio de las instituciones privadas, permitiendo que incluso si eras pobre pudieras acceder a estas escuelas. Hubo una especie de boom de la escolarización. Teníamos una tasa de alfabetización muy baja, pero en cuatro años casi se duplicó. En 1960, había una tasa de alfabetización del 7%. En 1987, cuando murió Sankara, estaba en torno al 24%.

¿En qué objetivos generales se enmarca este modelo educativo propuesto por la Revolución de Agosto?
Sankara trató de poner el país a trabajar para sí mismo. Trató de ampliar el saber popular burkinés. Sankara nos dio dignidad, empezando por el nombre del país. Alto Volta era un apelativo puesto por el colonizador que no responde a la realidad social ni cultural del país. Por eso se cambió por Burkina Faso, que combina lenguas locales y significa “patria de los hombres íntegros”. Se empezó a hablar con las otras naciones de igual a igual. Antes, Francia le hablaba a Burkina Faso como si aún fuera un país colonizado. Pero Sankara le dijo cosas a Mitterrand que otro no habría dicho.
También decía: “Contemos con nosotros mismos. Consumamos lo que producimos, produzcamos lo que necesitamos”. Aprendimos a darle la espalda a las instituciones internacionales. Se trató de adaptar nuestras capacidades financieras a nuestras necesidades. Se redujo el gasto del Estado, empezando por él mismo, reduciéndose drásticamente el sueldo. Y luchaba contra la corrupción. Teníamos una gobernanza virtuosa que no buscaba otra cosa que el desarrollo del país y la satisfacción de las necesidades de la población. Pero Sankara se fue en 1987 y un nuevo poder llegó, con una nueva manera de gobernar.

¿Qué sucedió después del asesinato de Thomas Sankara, en 1987?
Blaise Compaoré llegó al poder diciendo que venía a “rectificar” los errores de Thomas Sankara, pero en realidad hubo una reorientación de las políticas. Aquello coincidió con la “Declaración Mundial sobre educación para todos” de Jomtien (Tailandia), en 1990. La conclusión asumida por el gobierno era que el Estado no podía sostener la educación por sí mismo, por lo que había que acudir a apoyo externo. Fue el inicio de la supremacía de instituciones internacionales, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que impusieron las condiciones a Burkina Faso y a toda África.
Estas instituciones consideran que Burkina Faso es un buen alumno de sus políticas porque ha aplicado todo lo que le han dicho que aplicara. Los Planes de Ajuste Estructural requerían al Estado que no se invirtiera en los sectores no productivos. Y Burkina obedeció y privatizó la educación y la sanidad. Cuando estas instituciones te dan dinero, te dicen dónde debes gastarlo, aunque eso no sea para ti una prioridad y, a menudo, no beneficie en nada a la población. Aquel que respeta al pie de la letra sus indicaciones trabaja contra su pueblo.
Por otro lado, se alegaba que África no necesitaba una escolarización larga y se invirtió todo el esfuerzo en la educación primaria. El primer gran programa fue el PDDEB (Plan Decenal de Desarrollo de la Educación de Base). Con el PDDEB la tasa de alfabetización vivió un gran crecimiento. A principios de la década de los 90 era de 28% y en 2010 rondaba el 70-80%. Pero la educación era de muy mala calidad y había un enorme vacío después de la educación primaria.

¿Qué efecto tuvo en la población este nuevo giro de las políticas en educación?
Hoy en día muchos padres no confían en la escuela porque los estudiantes pocas veces acaban realizando la actividad profesional para la que se han formado. La tasa de desempleo de personas formadas es alto. Y la gente se pregunta: “¿La escuela sirve realmente para progresar económicamente?” Esto es un verdadero problema. Además, mucha gente asegura que en la educación se están aplicando las mismas tesis que están aplicando los franceses, cuando la realidad francesa no es aplicable a la de Burkina Faso. Nos forman para cosas que luego no podremos usar y se pone el foco en las formaciones generalistas que no permiten desarrollar el empleo.
Las familias que tienen medios económicos le dan la espalda a la escuela pública y optan por escuelas privadas. Solo los pobres, que son la gran mayoría, van a la pública. Es allí donde puedes encontrar a cien alumnos en una aula. Es allí donde faltan profesores. Es allí donde hay huelgas constantemente. En la privada no hay estos problemas, y los estudiantes salen con una formación muy superior.

Escuela primaria en Uagadugú | GPE/Olivier Badoh

¿Cuáles fueron los principales motivos que impulsaron a la población a alzarse para impedir que Compaoré siguiera gobernando?
Una de las principales razones fue la ausencia de alternancia política. Blaise Compaoré era presidente desde 1987. Y en 2014 se iba a modificar la Constitución para que pudiera volver a presentarse. Además, tampoco había separación entre el mundo político y el mundo económico. Aquellos que rodeaban al presidente eran los mismos que llevaban las riendas de la economía. Había corrupción y enriquecimiento ilícito. Y, a medida que se habían ido haciendo ricos, se habían ido volviendo cada vez más arrogantes. Había cierta desmesura que la gente no podía aceptar en un país con una creciente pauperización. Los jóvenes son pobres y no tienen trabajo. La juventud se había convertido en una clase marginalizada.
Por otro lado, estaban los crímenes políticos. El primer asesinato fue el de Thomas Sankara en 1987, y después el del estudiante Dabo Boukary en 1990, entre otros. Uno de los últimos fue el del periodista Norbert Zongo en 1998, que sacudió con fuerza todo el país. Ninguno de estos crímenes se resolvió. Teníamos una justicia que solo decía lo que el poder quería oír.
Para entender lo que empujó a los burkineses a rebelarse en 2014, hay que entender que es un conjunto de factores. Factores políticos pero también factores económicos, pues había una minoría que acaparaba toda la riqueza del país.


Autor: Àlex M. Verdejo (Barcelona, 1991). Formado en antropología en la UAB y en audiovisuales en la ECIB.  Trabajando para unir mi interés por el análisis de las sociedades humanas con el ámbito audiovisual para generar materiales de divulgación para la transformación social. Implicado en la lucha sindical, el municipalismo y el internacionalismo. Especializándome en Burkina Faso y, en concreto, la Revolución de Agosto (1983-87) liderada por el presidente Thomas Sankara, ampliado recientemente a la relación de cooperación sur-sur con la Revolución Cubana. «Solo la lucha libera», Thomas Sankara.

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