Del tecno-optimismo al tecno-pesimismo

La democracia digital en África necesita más que tecnología

Desde mediados de la década de 2000 en adelante, la revolución digital generó esperanzas de transformación y fortalecimiento democráticos en África. Pero no ha resultado así. Ahora, casi una década después de la Primavera Árabe, el tecno-optimismo ha dado paso al tecno-pesimismo

Los líderes africanos han demostrado ser capaces de mitigar el potencial transformador de los smartphones mediante la censura y el cierre de Internet. Y cuando Internet está encendido, las redes sociales atraen más atención por difundir noticias falsas que por prevenir la manipulación electoral. 

Lo que alguna vez se pensó como tecnología para la liberación ha resultado ser notablemente compatible con el mantenimiento del status quo. La pregunta sería si esta lectura más pesimista pasa por alto algún proceso genuino.  

Foto de NordWood Themes | unsplash.com

Una nueva publicación que coeditada entre Nic Cheeseman y Lisa Garbe, Decoding #DigitalDemocracy in Africa, reúne las últimas investigaciones sobre hasta qué punto la tecnología digital ha cambiado África… y las formas en que África está cambiando la tecnología digital. 

Los artículos muestran que no debemos dejar que los árboles nos impidan ver el bosque: a pesar de la decepción, la tecnología digital ha tenido profundos impactos en la política y la sociedad africanas. Pero también destacan que se necesita saber más sobre la tecnología digital en el continente. 

Acceso e inclusión digital 

Muchos análisis recientes se han centrado en la brecha digital en África y en las muchas personas excluidas del acceso por la pobreza y la falta de cobertura. 

Sin embargo, los investigadores también han encontrado que cerrar esta brecha no se puede lograr sólo con tecnología más barata. El uso de la tecnología digital para acceder a información y recursos sólo es posible cuando existen un conjunto de condiciones políticas, legales y económicas. 

Por ejemplo, el contenido al que pueden acceder los ciudadanos depende cada vez más de empresas tecnológicas gigantes, especialmente para los ciudadanos más pobres. En su contribución a Free Basics de Facebook, un servicio que brinda servicios básicos en línea sin cargos por datos, Toussaint Nothias explica que la posición dominante de las corporaciones tecnológicas les permite dar forma a cómo las personas usan Internet con el pretexto de hacerlo más asequible. 

Esto plantea preguntas difíciles sobre si las empresas multinacionales se involucran éticamente en África. Como señala la contribución de Julie Owono, Facebook ha sido acusado de «deshacerse» de productos como Free Basics, obstaculizando la producción de alternativas locales. Esto ha suscitado preocupaciones sobre una nueva lucha por África, en la que las empresas multinacionales gastan más energía y recursos en conseguir nuevos usuarios que en combatir el discurso de odio y la desinformación. 

Foto de Element5 Digital | unsplash.com

Redes sociales, democracia y responsabilidad 

Desde la reciente protesta virtual en Zambia hasta el #ZimbabweanLivesMatter, el potencial de las redes sociales para empoderar a las voces disidentes es claro. 

El análisis de Idayat Hassan y Jamie Hitchen sobre el uso de WhatsApp y Facebook antes de las elecciones en Gambia muestra que incluso en áreas rurales con conectividad limitada, el contenido de las redes sociales contribuye a la movilización política fuera de línea. 

Es importante no perder de vista este impacto más positivo en medio del creciente enfoque sobre las noticias falsas y el discurso del odio. 

Sin embargo, lamentablemente, hay más problemas en el horizonte. Azeb Madebo revela cómo la diáspora etíope ha alimentado la polarización entre la comunidad oromo, por un lado, y el gobierno etíope y los nacionalistas etíopes, por el otro. 

No todas las noticias falsas son tomadas por ciertas, evidentemente, pero cuando las historias juegan con miedos, prejuicios y suposiciones generalizadas, pueden exacerbar la desconfianza y fomentar un ciclo de violencia. 

Por lo tanto, es significativo que haya relativamente poca regulación de la moderación del contenido. Julie Owono muestra que, en parte, esto se puede atribuir a la capacidad local limitada de proveedores de contenido como Facebook o Twitter. Tampoco han invertido mucho en expertos africanos capaces de identificar noticias falsas y discursos de odio que circulan en sus plataformas. 

En parte, también tiene su origen en la financiación limitada disponible para los grupos de la sociedad civil, la considerable diversidad lingüística y el volumen de información que se comparte. Como resultado, organizaciones como Africa Check destacan casos de noticias falsas pero no pueden esperar cubrir todo el contenido dañino. 

Sin embargo, no hay respuestas fáciles a estos problemas, porque cuando los gobiernos intentan combatir la libertad de expresión, Ashwanee Budoo descubre que a menudo se abusa de la información errónea como excusa para su represión

Libertad de expresión, censura y cortes de Internet 

Si bien la creciente cobertura de Internet ha permitido a los ciudadanos desafiar el gobierno autoritario, los líderes no democráticos también han manipulado o interrumpido el acceso en línea. Según Lisa Garbe, los cortes de Internet se han convertido en la nueva normalidad en algunos estados autoritarios. Esto es especialmente así durante períodos políticamente controvertidos, como elecciones o grandes protestas

Además, si bien los cortes de Internet son importantes, son la parte más pequeña de la brecha. Se han adoptado una serie de medidas para evitar que los ciudadanos y las ciudadanas puedan expresarse en línea. Existe un uso creciente de software espía en todo el continente para espiar a los críticos del gobierno

En Tanzania, las leyes restrictivas sobre lo que se puede decir en línea van de la mano de la presión del gobierno. Recientemente, una destacada abogada fue despedida por su activismo

Uganda, Benín y varios otros Estados africanos han establecido un impuesto a las redes sociales que excluye a muchos usuarios. 

Mientras tanto, aquellos que pueden pagar el acceso a Internet aún se enfrentan a restricciones en la información del gobierno. Es por eso que Lisa-Marie Selvik sostiene que la tecnología digital ha hecho poco para otorgar a muchos ciudadanos africanos el derecho a la información gubernamental básica

Foto de Ravi Sharma | unsplash.com

Lo que sabemos y lo que no sabemos 

Unos dieciséis años después de la creación de Twitter, está quedando claro lo que sabemos y lo que no sabemos sobre la democracia digital en África. Sabemos que la tecnología digital está actuando como una fuerza disruptiva que simultáneamente tiene un potencial liberador y destructivo

El continente aún tiene que desarrollar una forma eficaz de detener el flujo de noticias falsas. Y todos los beneficios de la democracia digital se ven frustrados por la exclusión digital impulsada por el alto precio de los datos, las estrategias de los gobiernos autoritarios y, en algunos casos, el enfoque de las principales empresas tecnológicas. 

Pero lo que no sabemos es igual de importante. Necesitamos urgentemente más investigación en una serie de áreas. 

¿Hasta qué punto las redes sociales han exacerbado las tensiones etno-regionales? ¿Cuánto contenido en línea producen realmente los gobiernos y los trolls que trabajan para ellos? ¿Quién debería ser responsable de la moderación del contenido y cómo se puede contabilizar la diversidad etnolingüística? ¿Cuáles son las consecuencias políticas y socioeconómicas de restringir el acceso a Internet y cómo se puede resistir? ¿Se puede generalizar el hallazgo, realizado en Uganda, de que la forma en cómo un individuo se comporta en línea no cambia drásticamente su actividad política en la vida real? ¿Y las redes sociales están reforzando las normas de género existentes en lugar de desafiarlas? 

Estas preguntas deberían inspirar las agendas de investigación del futuro. 

Autores 

Nic Cheeseman (@Fromagehomme) es profesor de democracia en la Universidad de Birmingham (Inglaterra), autor de diversos libros y monografías sobre política en África, y editor del blog Democracy in Africa

Lisa Garbe (@LaserGabi) es investigadora doctoral en la Universidad de St. Gallen (Suiza). 

Idayat Hassan (@HassanIdayat), director del CDD-West Africa, contribuyó a la publicación y es coautor de este artículo . 

La serie de estudios y artículos a la que hace referencia este texto se puede encontrar en la web Democracy in Africa -Decoding #DigitalDemocracy in Africa

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, con el título “Digital democracy is still a long way off in Africa: it takes more than technology”, el pasado 1 de octubre de 2020.

Traducción: Africaye.

The Conversation

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