Senegal da un ultimatum a Jammeh para que abandone el poder

Guerra en Gambia

Este es un artículo urgente. Urgente como aquellos teletipos que entraban a ritmo de máquina en las viejas redacciones –ahora son digitales, y será por eso que ya no importan a nadie. Urgente porque Senegal podría haber invadido Gambia esta noche, y eso es algo que, si nos lo preguntan hace sólo un mes, hubiéramos dicho que era imposible.

En el momento de escribir estas líneas, Macky Sall, presidente de Senegal, ha dado un ultimátum a Yahya Jammeh, presidente de Gambia durante los últimos 22 años: o abandona el poder o Senegal liderará a las tropas del ECOWAS en su misión por liberar a Gambia de un presidente que no acepta su derrota en las urnas.

 

Los errores de un dictador

 

¿Cómo es posible que se haya llegado hasta aquí? Como gran parte de la Historia de muchos países, la gambiana es una historia de personas normales que se enfrentan a la injusticia. La primavera de 2016 vio cómo una parte de la sociedad gambiana decía basta a más de 20 años de dictadura. Las manifestaciones, lideradas en parte por los partidos de la oposición, fueron brutalmente reprimidas por un Jammeh completamente desconectado de la realidad. El rey iba desnudo, y todos lo sabían menos él.

Jammeh cometió dos errores básicos en el manual del feliz dictador derrocado. Por una parte sobrestimó el miedo de la gente normal ante su represión: ni el asesinato de manifestantes a manos de su policía logró calmar las aguas. Por el otro, siguió pensando que quienes protestaban era una pequeña minoría, y organizó unas elecciones libres pensando que ganaría por aclamación.

Los dos errores de Jammeh le condujeron a un tercero. Después de caer derrotado en esas elecciones limpias, Jammeh reconoció su derrota frente al ganador Adama Barrow. Todo había acabado. Barrow daba entrevistas por todo el mundo, asegurando que la transición gambiana iba a ser ejemplar. Y aquí fue cuando Jammeh cometió su cuarto, y puede que último, error. Una semana después de reconocer la victoria, se plantó delante de toda la sociedad gambiana y afirmó que las elecciones fueron fraudulentas, pero al revés. Es decir, que quienes las habían manipulado eran las fuerzas opositoras. Reclamó al Tribunal Supremo que revisara sus reclamaciones, y aseguró que se mantendría en el poder hasta que éste dictara sentencia.

 

La intervención exterior

 

Ante la resistencia de Jammeh de abandonar la presidencia, diversos actores regionales se movilizan. ECOWAS es el primero en decidir su apoyo por Barrow, y exige a Jammeh que abandone el poder lo antes posible. Para dar credibilidad a su posición, ECOWAS concede el liderazgo de las operaciones a Senegal, al que asignan tropas los ejércitos de Nigeria, Ghana, Togo y Mali. Esta coalición internacional no podrá intervenir en Gambia sin una resolución expresa del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

ECOWAS no sólo adopta medidas de fuerza, sino que también colabora en los intentos de resolución pacífica del conflicto. Jammeh se escuda en la necesidad de que el Tribunal Supremo decida qué hacer con su reclamación electoral, pero dicho tribunal no tiene suficientes jueces debido a las dimisiones forzadas que, durante los últimos tiempos, ha ido realizando el propio Jammeh. Sierra Leona y Nigeria ofrecen jueces propios, pero esta solución requiere tiempo. Se calcula que hasta Mayo el Tribunal Supremo no podrá haber dictaminado a favor o en contra de la reclamación. Y el mandato de Jammeh finaliza el 19 de Enero.

En este contexto, el ganador de las elecciones presidenciales, Adama Barrow, se refugia por su seguridad en Senegal, y desde allí afirma estar organizando los preparativos para su toma de posesión el mismo día 19. Durante la semana pasada, dos ministros de Jammeh dimiten y se exilian también a Senegal. El presidente Jammeh declara el Estado de Emergencia, y el Parlamento lo ratifica el mismo 18 de Enero. Con el Estado de Emergencia, Jammeh encuentra legitimidad legal para permanecer tres meses más en el poder, ya que así lo afirma la ley. Otros cuatro ministros habían dimitido y se habían exiliado a Senegal justo el martes 17.

La tensión crece por momentos, y todas las informaciones hablan de concentración de tropas en zonas cercanas a Ziguinchor y de envió de aviación nigeriana de apoyo a Senegal. En el momento de escribir estas líneas, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas está estudiando la resolución que ECOWAS exige antes de intervenir militarmente.

 

Las posibles consecuencias

 

El ejército de Gambia es leal a Jammeh. Ya lo decía Albert Caramés, en este tipo de dictaduras los ejércitos se terminan convirtiendo en una especie de guardia pretoriana. Las voces disidentes, las que abogan por la salida del presidente Jammeh, han sido silenciadas, y sólo se escuchan las de quienes juran lealtad al Comandante Supremo.

Así las cosas, cabría preguntarse cómo de preparada está siendo esta intervención militar en una zona caracterizada por su relativa tranquilidad –existe el conflicto de la Casamance, pero viene registrando poca actividad desde hace años. Si las tropas lideradas por Senegal intervienen en Gambia, ¿están preparadas para mantener la incursión si no triunfan rápidamente? ¿Y hasta cuándo?

La realidad es que las tropas internacionales no entran en un país donde la gente les espera con los brazos abiertos. En unas elecciones libres, sólo el 45% votó por Barrow. Aún apoyó a Jammeh la nada despreciable cifra del 36% de los votantes gambianos. Así las cosas, si el Tribunal Supremo, o la solución pactada, no llegan a tiempo, ¿aceptará ese 36% de gambianos la presidencia de un hombre sobre el que Jammeh esparció la sombra de la sospecha de fraude electoral?

Y, por último, para cualquier persona que haya caminado por la frontera entre Senegal y Gambia, resulta evidente que los lazos entre las comunidades de ambos países van mucho más allá de unas identidades nacionales no siempre arraigadas –especialmente en el sur de Senegal. No es extraño encontrarte cerca de la frontera senegalesa con Guinea Bissau cenando con familias mandinga donde la mitad son de la Casamance y la otra mitad son gambianos. ¿Qué dinámica social generará en la región? ¿Podría revivir el conflicto de la Casamance en Senegal?

Todos estos factores cuestionan una intervención militar de ECOWAS en Gambia. Más aún cuando esta organización no ha sido capaz de despejar las dudas acerca de ellas. Resulta evidente que Jammeh ha de abandonar la presidencia de Gambia. Tanto como que lo único imprescindible es agotar todo tipo de opciones en la búsqueda pactada de una solución a este conflicto político. Todo, antes de prender la mecha de un posible conflicto regional en África Occidental.

 

 

 

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Foto de portada: Compartida por khadijah A Tambajang en Twitter

 

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(Madrid, 1980) Soy un politólogo madrileño que vive en Barcelona, aunque con esto de la paternidad mi puente aéreo se ha visto reducido. Ex de Naciones Unidas y de diferentes ONGs, un día comencé un doctorado sobre África, pero nos peleamos y le perdí la pista. Ahora trabajo en temas de pobreza y exclusión social, que es como eso de la cooperación, pero sin viajes internacionales. Desde 2006 intento entender la política africana y las relaciones internacionales con el blog la situación del espectáculo. También colaboro en otros medios, como Mundo Negro o La Directa. @elsituacionista

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